Opinión

El cóctel

A veces es bueno no ser jurista, ni policía, ni político. Te permite evitar los tecnicismos. Plantear meras preguntas de sentido común. Ahí van.

  1. No entiendo por qué los secesionistas catalanes proclaman, por televisión, a vista de todos, la independencia de Cataluña en el Parlamento local, y el Tribunal Supremo los condena por delitos contra el orden público. Ya sé que el tipo penal está ajustado a gente como Tejero, pero sigo sin comprender. A los del vulgo nos parece un delito contra la Constitución y el Estado.
  2. No entiendo por qué el Gobierno de la Generalidad exige a los mozos de escuadra lealtad a una supuesta República ficticia y los coloca, sin embargo, a reprimir a quienes reclaman esa misma República. Tampoco entiendo por qué es la Policía Nacional la que al final tiene que proteger a los mossos.
  3. No entiendo por qué Joaquín Torra dice que los que prenden fuego en Barcelona no son de los suyos, manda a los mossos a detenerlos y luego exige responsabilidades a estos mismos mossos por cargar.
  4. No entiendo por qué Pedro Sánchez apela a la moderación. Calles cortadas, aeropuertos colapsados, incendios y choques. Lo permitimos. ¿Tenemos que ser más moderados aún?

Creo que somos muchos los que albergamos, como poco, estas cuatro dudas. Por lo tanto, hay cierta desconexión entre la ciudadanía y sus responsables. Si la gente siente esta distancia, es lógico pensar que estamos inseguros. Añadan dos gotas de clima preelectoral, otras dos de incertidumbre económica y tendrán la receta de un cóctel amargo.