Opinión

Cataluña es su martirio

Salió al centro del ruedo de unas nuevas elecciones, todo trapío, y ha acabado arrimado a chiqueros, con querencias, buscando no perder los 123 escaños socialistas y los electores que tuvo en abril. Y todo por Cataluña, porque calculó mal el dolor de los españoles con respecto a esta querida autonomía. Y porque los CDR le salieron rana e incendiaron las calles. ¡¿Qué hace este presidente?! se preguntaron los ciudadanos impotentes, ante las imágenes de las noches de Barcelona iluminadas por las llamas.
Pedro Sánchez contaba con convencer al centro catalán de la conveniencia de votar moderado, pero ahora aparece en la percepción nacional como un tibio en la unidad entre todos. Por eso anda errático y como sonado, por eso cambia de parecer sobre la cosa catalana a cada instante.
Primero repetía que lo importante frente a la violencia era la proporcionalidad. Su ministro Marlaska no apareció por Barcelona hasta el viernes de la semana tremenda. Cinco días de ausencia. Hubo 300 polis heridos y Sánchez no levantó una ceja. Luego, viendo lo mal que pintaban las encuestas, se negó a coger el teléfono a Torra y afirmó que traería a Puigdemont a España, que él mandaba en la fiscalía. Ahora, nuevo bandazo para arremeter contra los partidos que, desde la Asamblea de Madrid, han pedido la ilegalización de los partidos secesionistas. Y, finalmente, cierre de campaña en Barcelona, para dejar claro lo mucho que le preocupa Cataluña. Veremos si no hay que sacarlo con los mansos, dañado e inútil para otra corrida.