Opinión

Un gran pacto nacional

Esta nación de valientes, creativos, alegres habitantes, tiene su talón de Aquiles en la escasa capacidad para cerrar pactos. Nos gusta subrayar lo nuestro, la individualidad. Nuestra fuerza es la familia, no el Estado. Desde la transición han ido las cosas fáciles, gracias a las mayorías, pero ha llegado el fin del bipartidismo. Ninguna mayoría, cuatro partidos descollantes y una imposible miscelánea de independentistas y regionalistas. Hacer con todo ello un gazpacho es como coser una sábana con retales. Se rompe inevitablemente por las costuras. ¿Por qué no hacer del atolladero un camino? Hay que leer estas elecciones. El PSOE ha perdido más de 700.000 votos. Los de Podemos, varios escaños. ¿Por qué habla Sánchez de un gobierno progresista, si la gente no ha votado progresismo? Con 88 escaños en el PP y el excelente resultado de VOX, lo que se demuestra es que la gente teme la crisis que viene y la ruptura de España por Cataluña. Es el momento de escuchar este clamor y armar un gran consenso. PSOE y PP comparten un armazón común, también lo que queda de Ciudadanos. Todos apuestan por la economía de mercado y el estado social. Todos creen en la España solidaria. Los tres quieren seguir la senda europea. Es el momento adecuado para que la debilidad se convierta en fuerza. Hagamos un pacto nacional y reforcemos lo que nos une. Reformemos la ley electoral, para favorecer la estabilidad, apuntemos hacia un sistema educativo reformado y constitucional, salvemos la economía. Un presidente socialista y una vicepresidencia popular darían al centro un poder y una fuerza extraordinarios. Es la hora de que verdaderos líderes escuchen el clamor de la calle.