Opinión
Argentina: Comienza la era Alberto Fernández bajo la sombra de Cristina Kirchner
Se espera que Alberto Fernández intenté despertar al país del “shock económico” en el que se encuentra, con algunas ayudas de emergencia como créditos para los sectores más necesitados, bonos de navidad, cepo al dólar, proteccionismo frente a las exportaciones para generar trabajo, congelar tarifas de medicamentos y energía, transporte…
Comienza la era Alberto Fernández, quien llega al poder tras ser ungido por su vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner (CFK). Fue ella quien armó esta fórmula hace un año, capaz de unir al peronismo frente a Mauricio Macri, hoy en la oposición. Pero la “bestia bicéfala” que custodia la Casa Rosada podría ser “indomable”, y ambas cabezas podrían acabar “devorándose” por el poder. De fondo, Argentina, un país “sumergido en un abismo” que otras veces escaló, emergiendo de sus cenizas como un Ave Fénix, aunque esta vez, la tarea será aun más titánica: la deuda contraída con el FMI parece “encadenar” a la “criatura albiceleste”.
Considerado un peronista moderado, Alberto Fernández, quien alberga la posibilidad de la reelección, intentará mejorar la situación económica, que registra ya una caída del 3,1 por ciento. Además de una inflación del 55 por ciento y una pobreza del 40 por ciento, de acuerdo con un informe de la Universidad Católica Argentina (UCA) publicado hace días.
La Matanza, el distrito más poblado y pobre de Buenos Aires, vuelve a manos del peronismo. Axel Kicillof, el “niño bonito” de CFK, otrora ministro de Economía durante su anterior gestión como mandataria, es el nuevo “caudillo” de la provincia. Allí las cosas nunca fueron fáciles. Al borde del “riachuelo” un puesto de ropa se hunde en el fango. Las intensas temperaturas son interrumpidas por lluvias tropicales típicas de la llegada del verano austral, acompañadas de una horda de mosquitos, un hedor insoportable, y la posterior humedad que traspasa la ropa, las gotas empapan su cara. Pero Carina, de ascendencia boliviana, no puede dejar el puesto. Calienta la pavita -tetera- y el mate. En el fuego, una caldera burbujea con restos de mondongo -guiso de legumbre-. “Este humilde negocio es ilegal, desde que desmantelaron “La Salada” –un gran mercado informal- que se perdía en el horizonte-, el número de gente descendió. Quedamos nosotros. Esperamos que este gobierno sea más comprensivo, algo tenemos que hacer para sobrevivir. Macri dejó nuestros subsidios pero no los aumentó al ritmo de la inflación. No hay otra”, sentencia resignada.
Se espera que Alberto Fernández intenté despertar al país del “shock económico” en el que se encuentra, con algunas ayudas de emergencia como créditos para los sectores más necesitados, bonos de Navidad, cepo al dólar, proteccionismo frente a las exportaciones para generar trabajo, congelar tarifas de medicamentos y energía, transporte… En conclusión, como dijo el flamente nuevo presidente: “Mi intención es volver a introducir dinero en los bolsillos de los argentinos, pero magia no hago”. Y no hay plata, ni tampoco explicó cómo logran el viraje.
Otro problema que enfrentaFernández será la renegociación de la deuda con el Fondo Monetario Internacional, una suma de 44.000 millones de dólares recibidos desde 2018. Se estima que podría dejar de abonar durante dos años la deuda y reducir los intereses. Tampoco aceptará los pagos que todavía no fueron entregados por el FMI. El país se encuentra en “default” -quiebra virtual- y los “nubarrones se ciernen” anunciando tormenta. La pregunta es: ¿aguantará el barco el embate?
Hasta el momento los mercados reaccionaron de forma optimista, principalmente ante la designación del nuevo ministro de Economía, Martín Guzmán, académico argentino especialista en deuda pública y crisis de deuda soberana. En cualquier caso, las recetas son viejas.
El año 2003 fue recordado durante toda la campaña como analogía económica, con el FMI como actor principal; pero también política, con un ex jefe de Gabinete, Alberto, que aprendió con Néstor Kirchner la construcción de “los cimientos” de una jefatura propia bajo la sombra alargada de su padrino y posterior madrina. Pero ahora, no solo deberá hacer “malabarismos” entre las distintas “tribus del Partido Justicialista -peronismo federal- sino tendrá que administrar una heterogénea alianza llamada Frente de Todos, que domina Cristina Fernández Kirchner y Sergio Massa -presidente de la Cámara de Diputados-. Eso sin contar a los sindicatos -siempre en “pie de lucha”-. La frágil tregua con “la dama peronista” podría acabar en guerra. Por ahora se utilizó “la balanza”: Reparto ministerial de un gabinete con lugares claves para el albertismo pero también concesiones a los socios de Kirchner. Máximo, el hijo de Cristina, y su “ejercito de jóvenes leales”, la organización Cámpora, esperan en la retaguardia.
En material social el proyecto que impulsa la legalización del aborto volverá al Senado impulsado por el cristinismo y el movimiento de los pañuelos , que en su momento tiñó las calles de verde, aunque sin conseguir la aprobación en el Senado. Pero esta vez quien preside la cámara es Cristina y en esta materia, también cuenta con la venia de Alberto.
La corrupción, la herencia K que marcará el nuevo gobierno
Además, el nuevo mandatario tendrá que lidiar con el pasado de su compañera, “un armario lleno de esqueletos”. Fernández de Kirchner se siente invencible, blindada por los fueros, pero acosada por tantas causas judiciales que su “talón de Aquiles” podría quedar al descubierto: La corrupción. Pesos mayores han caído. Por ejemplo, el ex presidente Carlos Menem fue arrestado en 2001 por un expediente abierto en 1995, condenado por la venta ilegal de armas. En algún momento los mandatarios dejan el poder, pierden “su armadura” y ahí los fiscales esperan, “afilando cuchillos”. La lista de presidentes de América Latina presos es larga, y la historia continua.
De hecho, CFK fue interpelada por primera vez en un juicio oral y público tan solo días antes de tomar posesión del cargo. Y con sorpresa traicionera inculpaba al ahora presidente. Cristina dijo que ella no era responsable del presupuesto cuando sucedieron los hechos.
"El responsable en materia administrativa y penal es el jefe de Gabinete porque es quien ejecuta el presupuesto de la nación Argentina. Van a tener un problema, porque van a tener que citar al presidente de la República. Pero será interesante escuchar lo que tiene para decirles". De esta manera lo dejó marcado en la causa judicial y "abrió el ventilador" sobre su compañero.
“Cristina pretende que Alberto comience a destrabar las causas en su contra desde ‘el púlpito’, removiendo jueces a su favor, es por eso que lo inculpó. Por otro lado, al presidente le interesa que los procesos continúen sobre Kirchner. De esta manera la tendría controlada, en el susodicho caso en el cual la vicepresidenta se extralimite en sus funciones y pretenda gobernar en la sombra. Es un “juego de tronos que utilizan los dos, como un as en la manga”, asegura Ariel Toribio, politólogo de la Universidad de la Matanza.
Fernández de Kirchner enfrenta nueve causas judiciales, incluyendo cinco en las que se reclama la prisión preventiva, lo que ahora requeriría de un juicio político. Como nueva presidenta del Senado, se necesitarían dos tercios de los votos para quitarla los fueros.
Alberto Fernández, que durante muchos años mantuvo una relación tensa con la ex jefa de Estado, se muestra ambiguo. Asegura que “Cristina cometió un error ético con Lázaro Báez –su testaferro acusado de lavar dinero y beneficiarse de la obra pública- pero no es delito”.
El nuevo presidente también ha llegado decir que los funcionarios públicos de gobiernos anteriores no deberían de estar encarcelados, en referencia al ex ministro de Planificación Julio de Vido y al ex vicepresidente Amado Boudu. Si los presos y empresarios de la era K empiezan a quedar libres sería un escándalo para su gestión. Aunque cosas peores se han visto en Argentina. Por otro lado, el presidente saliente, Mauricio Macri, enfrenta otras cuatro causas y queda sin “blindaje aparente”. Se habla mucho de la deuda contraída por el FMI, de inflación, crisis, retos y "el fantasma del corralito"... pero el verdadero “mal endémico” de la Argentina es la corrupción.
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