Opinión

Iglesias y las vicepresidentas

Calvo, Calviño y Ribera, toma ya.

Está Pablo Iglesias descolocado ante el ramillete de vicepresidentas que le rodearán y rebajarán, de entrada, la importancia de su cartera. Del llanto emocionado y el sí se pudo, me da que Iglesias ha pasado al enfado. Está Podemos –aficionado estos días a filtrar sus propias carteras– bastante descontento por haberse enterado del asunto vicepresidencial a través de la prensa.

Está Pedro Sánchez haciendo funambulismo verbal: en rara conversación con Quim Torra y, al mismo tiempo, del lado de ERC, mirando fijamente a los juzgados, a Lledoners y a Bruselas, muy a las puertas del dolor que le augura el Rey. Están todas las espadas en alto en la Moncloa cuando todavía no ha echado a andar este gobierno de habitaciones separadas, que diría García Montero.

¡Están nuestras redes sociales de lo más ingeniosas! Leo en Twitter infinitas reflexiones desternillantes: «Un vicepresidente más y ya pueden montar un grupo mixto», «hay más posibilidades de ser vicepresidente que de ganar el gordo», «he metido la mano en la rendija del sofá y me ha salido una vicepresidencia», «Calvo Calviño y Calvete» (con tres fotos diferentes del ex Ciudadano Albert Ribera), «Pablo Iglesias, descolocado después de que Sánchez haya dado una vicepresidencia a cada español»… ¡Somos potencia en el arte humorístico! ¡Qué ganas de ver qué hacen con esta realidad los maestros del carnaval de Cádiz! Desde luego sólo Eslovenia nos gana, con sus cinco vicepresidencias.

A la vista del singular aperitivo de recelos y desconfianza mutua que nos están ofreciendo los políticos ganadores, no vamos a aburrirnos los periodistas durante sus primeros cien días de Gobierno que, espero, cumplan, porque no está el horno para bollos. El domingo nos será descubierto el misterio del muy numeroso Gobierno de coalición, con sus correspondientes sorpresas y renuncias. El lunes les veremos jurar, prometer o vete a saber qué delante del ciudadano Borbón, curado ya de espantos. Y el miércoles, atentos a la presentación del nuevo Consejo de Ministros. ¿Cabrán todos en la mesa? La austeridad no era esto, presidente.

No juzgo su gestión, ahora no, demasiado prematuro. Esperaré acontecimientos y opinaré, según cómo se resuelvan (por algo este rincón se llama Parresía). Veremos pronto cómo navega este Gobierno con los independentistas, cómo camina. De momento, solo posturea.