Opinión

El comino y la impotencia

Parece que no va a poder ser. El gran proyecto estratégico que debería devolver la sociedad catalana a la senda del diálogo se atasca. Y es que no salen las cifras. Según la encuesta que hoy publicamos en LA RAZÓN, el nuevo y ya célebre tripartito compuesto por las fuerzas nacional-progresistas, por no decir socialistas, no alcanza el respaldo suficiente para instaurar el nuevo oasis catalán, donde convergerían –perdónese el palabro– quienes están dispuestos a la conversación inteligente. Meses y meses de negociación, avances, retrocesos y desmentidos sin cuento quedarían así abandonados en la cuneta de la Historia. A favor, por el momento, de la única mayoría posible: la de los nacionalistas de todo pelaje. Con la oligarquía de toda la vida y los revolucionarios cuperos en el mismo barco, colocaría a ERC en la necesidad de respaldar a quienes quieren abrir un nuevo procés. El proyecto socialista, en Cataluña y en el resto de España, saldría seriamente tocado. Sin los republicanos «ex» independentistas, no se sabe muy bien cómo se sostiene el tinglado de la mayoría precaria de la carrera de San Jerónimo. Y por si fuera poco, con el posible refuerzo de una oposición que gana puntos aunque también se enfrente al naufragio de Cs, castigado, como era de esperar, por haber abandonado la tierra que era la suya y desde donde podía haber decidido el futuro de España. Faltan meses para las elecciones catalanas. Encuestas como esta cambiarán la estrategia de los partidos. Empieza a quedar apuntado, sin embargo, el poco éxito de la política socialista. Habrá que preguntarse si la voluntad de diálogo, siempre elogiable, debe confundirse con la de abrazar a quien le «importa un comino» la suerte de España.