Opinión

Alianza de centro derecha

Es cierto que las siglas PP y C’s, como ocurre en cualquier otra alianza entre partidos políticos, no suman obligadamente. Ciudadanos fue una forma de recuperar a una parte del electorado de izquierdas que se sentía abandonado, cuando no traicionado, por un Partido Socialista en deriva pro nacionalista, pero también de otro más conservador desconcertado ante la ausencia de un discurso propio, nacional y patriótico, ante el nacionalismo por parte del PP. Es posible que ninguno de esos dos electores se sienta reflejado en la alianza PP - C’s y acabe decantándose por otras fuerzas.

Tampoco está claro que todos los votantes del PP se encuentren a gusto con unos representantes venidos de Ciudadanos, que pertenecen a un sector cómodo en la globalización, considerablemente más proclives a una actitud cosmopolita e incluso a un cierto republicanismo, el simbolizado por el slogan elitista de «libres e iguales», que a los electores del PP no siempre les resulta fácil entender. También es verdad que el electorado del PP, el más sufrido de España, por no decir de Europa, se atiene a unas siglas que a pesar de todas las frivolidades siempre han traído más prosperidad, más empleo y por tanto más igualdad y más justicia social a nuestro país.

Por eso mismo la alianza de PP y C’s se antoja, ya que no una necesidad histórica, sí una excelente oportunidad para empezar a recomponer el maltrecho panorama del centro derecha. Ocurre que, como ya se ha insinuado, la cuestión no es aritmética. Además de una negociación seria y generosa por parte de los dos partidos requerirá un discurso que aclare las bases de lo que debería acabar siendo una reunificación del espacio liberal conservador, con la particularidad de que lo liberal, a pesar de la antipática insistencia propagandística de C’s, no le corresponde sólo a estos. En ambas organizaciones hay una actualización por hacer, que tenga en cuenta tanto la necesidad de ofrecer representación a quienes se sienten cómodos con el mundo salido de la crisis, como a aquellos que se identifican con un partido popular en el pleno sentido de la palabra: nacional, capaz de dar cauce a los intereses y las ideas de una parte muy amplia de la población y vertebrarla en una propuesta inteligible y con rostros en las que se sientan representados unos y otros. Y con capacidad y voluntad de liderazgo.