Opinión

El virus

Hace años, el filósofo Josep Ferrater Mora, calificaba al separatismo como un virus: «El separatismo es una enfermedad tan decimonónica como el nacionalismo y el centralismo. Es una enfermedad de la que no hay casi preocuparse; se va extinguiendo sola, como un microbio que ha perdido la virulencia. No, nada de separatismo. Hemos vivido demasiadas centurias juntos, hemos participado en muchas empresas comunes -en demasiados desastres comunes también- para que rompamos la baraja. Catalanizar Cataluña no quiere decir, por tanto, restar algo de España. Quiere decir hacer la España grande, y hacerla digna de incorporarse, sin murmullos, reticencias o reservas, a una gran Europa». Ferrater, autor entre otras muchas obras, de «Las formas de la vida catalana», afirma que Cataluña, como crisol de razas y de culturas que ha sido, debe vivir y pensar en los tres mundos que son su referencia: el hispánico, el europeo y el Mediterráneo. Reivindicó el «seny» catalán, frente a la «rauxa» y el trabajo bien hecho, encarnado el referente político y filosófico en el sentido de entender el «ser» de los catalanes.Esta semana hemos visto como se cancelaba el MWC (Mobile World Congress) de Barcelona, debido al pánico generado entre las principales empresas expositoras, ante el posible contagio del llamado coronavirus de Wuhan. Un acto reflejo y descontrolado ante las decenas de empresas que anunciaban su renuncia a participar en al evento. La cancelación provocará pérdidas millonarias, por la devolución de las entradas -en torno a unos 300 millones de euros-, y otros 500 millones de euros perdidos que aportaba la feria a Barcelona al sector de la restauración, transporte, ocio y hotelero. Un desastre. Sin embargo, y a menos de dos horas de avión de la ciudad condal, una feria internacional de telefónica se celebraba con total normalidad en Amsterdam, el ISE 2020, el mayor congreso de integración audiovisual a nivel global, con más de 1,300 expositores, y entre ellos, más de 200 de origen chino. Mientras el Gobierno español aseguraba que la cancelación no obedecía a razones de seguridad pública, descartando que la causa de su cancelación fuera ninguna alerta sanitaria por contagio del virus, en Suiza se seguían los preparativos de la 89º edición del Salón del automóvil de Ginebra, convocada para los próximos 7 al 17 de marzo, con más de 100.000 metros cuadrados destinados a la exhibición de todo tipo de prototipos, nuevos modelos, vehículos clásicos y de competición y con más de 700.000 visitantes. Mientras en Barcelona se desmonta la feria del teléfono, a dos horas de distancia de Barcelona, la vida sigue sin virus. Extraño virus. Tal vez, no ha sido el virus propagado en China quien ha manchado la reputación de Barcelona, sino otro virus. El virus nacionalista. Desgraciadamente el separatismo; y sus compañeros antihispánicos, los separadores; tienen hoy en día más protagonismo del que el propio Ferrater podría pensar, en su optimista alegato. Llevamos lustros esperando un potente antibiótico para luchar contra el virus separatista, mientras esperamos que no nos mate el coronavirus, muchos deseamos que la corona elimine al virus.