Que conste que soy firme partidaria del piropo. El halago masculino es el consuelo de la viuda, la separada, la soltera y la casada. En el caso de unas, porque sustituye al varón ausente; en el de otras, porque eleva la autoestima y estimula la vida conyugal. Nada más energizante que encontrar eco al esfuerzo matinal de maquillarse o vestirse...
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