Opinión
Madrileños
Los separatistas han estado acusando a los «madrileños», durante esta semana, de ser los exportadores del coronavirus al tiempo que la demente ex- consellera de Educación, Clara Ponsatí, celebraba la muerte de los habitantes de Madrid. Curiosamente, el presidente y el vicepresidente de la Generalitat reconocían que estaban infectados por el virus, contraído seguramente en Perpiñán durante el acto de afirmación nacionalista del 29 de febrero y probablemente causa de la real expansión de la pandemia entre las decenas de miles de abducidos separatistas que acudieron en masa al dictado del fugado Puigdemont, y que afecta a los catalanes en medida similar a nuestros compatriotas de la capital de España.
El supremacismo separatista ha señalado con insistencia a «Madrid» como el culpable de todos los males, auspiciado por un nacionalismo decimonónico, que ha falseado la historia de Catalunya y de España hasta extremos nauseabundos. Y donde el supuesto odio entre Barcelona y Madrid ha triunfado entre la masa ha sido en la rivalidad futbolística entre merengues y culés. Una supuesta enemistad que traspasa lo deportivo para ser relatado, con manipulación torticera, como una guerra entre naciones. Pero no siempre fue así. En algún momento la distancia futbolística entre los catalanes y los castellanos no fue tan grande y es que, mientras el F.C. Barcelona fue fundado por un suizo, el Real Madrid sería fundado por catalanes, los hermanos Joan y Carles Padrós Rubió. Fue en 1900, cuando los catalanes se sintieron madrileños y crearon el «Madrid Foot-ball Club» con Joan Padrós que se convirtió en el primer presidente del equipo blanco hasta que, en 1904, Carles Padrós suplió a su hermano en la presidencia.
El 13 de mayo de 1902, en el Hipódromo de la Castellana, se disputó el primer encuentro entre el Madrid y el Barça, correspondiente al primer campeonato de España y entre los alineados figuraba el futbolista más joven que ha disputado un derbi. Su nombre era Alfons Albéniz i Jordana, hijo del compositor Isaac Albéniz, y sólo contaba 16 años, fichado por el suizo Hans Gamper. Pero también fue el primer catalán que pasó de vestir de «blaugrana» a blanco, además de ser el primer presidente del Colegio de Árbitros de España, está considerado el creador de los comités arbitrales en España. Fue socio del Real Madrid desde el año 1912 hasta su fallecimiento en 1941, y también directivo del club blanco durante la presidencia del catalán Joan Padrós. En su carrera «madrileña», ascendió en el escalafón directivo de la «Federación Española de Fútbol» de la que fue vicepresidente. Albéniz hijo fue un político monárquico y ejerció de diplomático español como embajador ante las «Naciones Unidas». Carlos Comamala nació en Madrid en 1887, hijo de un canario y una vasca. La familia llegó a Barcelona cuando él tenía meses, y con los años se convertiría en uno de los primeros ídolos del barcelonismo. Comamala fue el diseñador del escudo del Barça tras ganar el concurso público convocado por el club en 1910.
Madrileños somos todos. Los catalanes, también. Os queremos.
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