Opinión

Providencia

La radical insurrección de los Países Bajos contra el gobierno del duque de Alba se puso de manifiesto cuando Felipe II decidió sustituir al enérgico gobernador por el moderado Luis de Requesens. Los propósitos de amnistía del nuevo gobernador chocaron abiertamente con el radicalismo del sector rebelde, que tomó una posición de absoluta intransigencia en la estructura histórica religiosa. De modo que las provincias del Sur se mantenían fieles a Felipe II, pero la rebelión triunfaba y se afianzaba en las norteñas. En 1576 las provincias de Holanda y Zelanda se declararon unidas y entregaron el poder político a Guillermo de Orange, lo cual apuntaba a la creación del Estado holandés, centrado en una organización religiosa protestante y una forma de gobierno que superaba los esquemas monárquicos. María de Borgoña, hija de Carlos el Temerario, se casa con Maximiliano de Austria, poniendo estos territorios bajo la influencia de la Casa de Habsburgo, iniciando las inquietudes revolucionarias contra la dominación española. Comenzó este proceso la nobleza (1567) y cinco años más tarde se produjo un levantamiento general en el norte del territorio. En esta insurrección se dibujó la futura nación holandesa. En 1578 se nombró a Alejandro Farnesio gobernador de los Países Bajos.

Dada la dualidad de cultura, religión y sociedad existente en el archiducado, el apoyo de Alejandro Farnesio en los católicos originó el inmediato levantamiento de las provincias del Norte, cuya población era predominantemente de comerciantes o negociantes. Las provincias del Norte formaron la Unión de Utrecht (26 de enero de 1579), reanudando la guerra que adquirió otra perspectiva con la intervención militar de la reina de Inglaterra, Elizabeth I, que envió un cuerpo de ejército al mando del conde de Leicester. La intervención inglesa fue decisiva y obligó a disminuir la presión sobre Holanda de la ofensiva española y permitió la proclamación de la república de Holanda.

Felipe II, antes de morir, legó los territorios españoles a su hija Isabel Clara Eugenia. Se celebraron conversaciones de paz con la mediación de Francia, acordándose el 9 de abril una tregua de doce años, renovada tras una ruptura y una nueva tregua de otros doce años. Esta compleja situación explica los movimientos navales holandeses en el siglo XVII, cuando las provincias de Holanda y Zelanda se declaran unidas y entregaron el poder político y militar a Guillermo de Orange, lo cual apuntaba a una cerrada organización religiosa y un gobierno que superaba los esquemas de un Estado monárquico. Ya en la etapa revolucionaria de lucha contra la Casa de Habsburgo se promovió la formación y funcionamiento de una extraña sociedad conocida bajo el nombre de «Pordioseros del mar», dedicada a entorpecer el comercio atlántico español. Se creó una acción sistemática que promovió una gestión comercial encauzada por la Compañía de las Indias Orientales, que buscó rutas, fundaciones coloniales y puertos en las costas americanas.

Henry Hudson, en 1609, remontó el río que lleva su nombre. Este río fue una revelación respecto a la gran riqueza en pieles de aquella zona. De modo que los capitanes Block y May exploraron la costa norteamericana desde el cabo Maine hasta el río Delaware, levantando esquemas acerca de en qué puntos se podía hacer negocio de pieles con los indígenas. Cuando en 1621 expiró entre España y Holanda la «Tregua de los Doce Años», los puritanos de Leyden marcharon, financiando fundaciones coloniales. Se creó en 1634 la Compañía de las Indias Occidentales. En definitiva, durante los siglos XVII y XVIII, hasta 1763 en que finalizó la Guerra de los Siete Años, se fueron formando las condiciones objetivas que precipitaron las colonias inglesas por el camino de la revolución, formando una conciencia colectiva a través de asambleas provinciales.

La búsqueda del paso del Noroeste aumentó el interés por el fuerte Ruperto. La Compañía de la Bahía de Hudson obtuvo carta de fundación en 1670. A la primitiva incitación de la búsqueda del paso se unió la idea colonizadora comercial encauzada a la zona del Oeste canadiense. La labor de la Compañía consistió en establecer en toda la costa de la bahía una serie de plazas bancarias, buscando fundar lugares en la desembocadura del río. Se fueron realizando una serie de exploraciones costeras y de expediciones fundacionales inglesas, francesas y holandesas. Roger Williams llegó a América en 1630 escapando de la persecución que la Iglesia anglicana hacía del puritanismo, se dirigió a la bahía de Narragansett, fundó Providence, primer núcleo junto al río del mismo nombre, basado políticamente en el gobierno de la mayoría, núcleo futuro de una comunidad de ciudad desconocida como Rhode Island. Williams será uno de los primeros escritores religiosos, que escribió la defensa de sus principios doctrinales titulados «Doctrina sobre la persecución por causa de conciencia» (1644), donde afirma su firme creencia en la soberanía popular.