Opinión

Reino Unido: guantes de fetichista contra el virus

A mucha gente le gusta jugar a los médicos. Es una profesión que tiene algo de beatífico, un poco de espíritu castrense y algo de erotismo. La tienda MedFet UK sabe bien cómo explorar estas fantasías: ofrecen un amplio catálogo de aparejos para fetichistas que abarcan desde las jeringuillas con lubricante a diversos aparatos para «exploraciones» corporales, ¡agujas y bisturís!, guantes de látex y conjuntos cuquis de enfermera para… ya saben, jugar a los médicos. Lo que no se esperaban en esta tienda «para pervertidos», como ellos se definen, es la llamada desesperada que recibieron hace unos días de un hospital del Sistema Nacional de Salud (NHS) pidiéndoles material para la protección de sus sanitarios. «Teníamos solo unos pocos juegos de ropa quirúrgica, pero les vimos tan agobiados que les enviamos todo lo que teníamos gratuitamente», contaban en las redes sociales de la compañía, que, a continuación, recibió súplicas de centros del NHS de todo Reino Unido. Mientras, Boris Johnson, creyéndose de verdad que vive en una isla y que su eurofobia es una vacuna, estaba a punto de anunciar que había contraído el Coronavirus. Fue la rotura de su hechizo y, tarde claro, tomó medidas.
Hasta ese momento, había estado jugando a los médicos con bata con Donald Trump: es una «gripecilla», decían espantando una mosca con la mano. La realidad era otra: «Cuando una empresa como la nuestra, que da servicio a una pequeña parte de la comunidad fetichista nos encontramos como el último recurso del Sistema Nacional de Salud en tiempo de crisis, algo está yendo realmente mal, de hecho, es un escándalo», añadían desde la web, poco dada a las declaraciones políticas, como es fácil imaginarse. Pero esta es la clase de situaciones hacen saltar por los aires la propaganda política y desnudan la precaria verdad.
Aunque, a decir verdad, resulta inquietante darse una vuelta por el catálogo de productos médicos de esta web fetichista que, frente a la escasez mundial, vende hasta gel hidroalcohólico desinfectante. Ofrecen 15 páginas de instrumental quirúrgico, catéteres y hasta un rotulador que se usa para marcar en la piel antes de la cirugía. Y los bisturíes y las agujas… esperamos que sean de mentira. Tan de mentira, por cierto, como los equipos de protección que han tenido que utilizar los sanitarios allí y aquí. «Cuando todo esto pase, no olvidemos, ni perdonemos a los que mandaron el sistema sanitario a esta batalla con una armadura inadecuada y una mano atada a la espalda», se lamentaba la citada empresa haciendo obvio que compartimos problemas a ambos lados del Canal de la Mancha. A demasiada gente le gusta jugar a los médicos, pero ahora no es el momento. Los primeros que deberían haber dejado de hacerlo son los políticos. Las batas, para quien las necesita. Les necesitamos.