Coronavirus
Liderazgo en tiempos de coronavirus
A un gobierno en este tipo de crisis hay que apoyarle siempre, pero torpezas como estas acompañadas de cierta confusión en la comunicación llevan a cualquier líder a estar solo
Hablar de liderazgos de los principales líderes políticos frente a esta calamidad que nos ha tocado vivir, no es tarea fácil. Se dice y es una realidad que las peores crisis son los momentos clave en los cuales se puede distinguir el gran líder de los mediocres. Si hacemos un pequeño repaso de lo que ha pasado en las últimas semanas podemos afirmar, sin grandes dudas, que según las encuestas, Giuseppe Conte y Angela Merkel, son entre los líderes de los países de la Unión Europea, los que salen más reforzados según la opinión pública de sus países.
Al principio el primer ministro transalpino no supo tomar decisiones rápidas y se le vio algo desbordado frente al tsunami de contagios y fallecidos que inundaron desde el 24 de febrero el norte de Italia, la zona más rica de Italia. Sin embargo con el pasar de los días se ha reforzado de forma extraordinaria. Ha conseguido tomar las decisiones justas en el momento justo y además ha sido tremendamente asertivo en sus ruedas de prensa , siendo enormemente claro, directo y trasparente y ha llegado a ser visto como ese ‘Comandante en jefe’ que la ciudadanía pide en estos momento. Hoy un 71% de los italianos apoya su gestión. Comparto la valoración de los italianos en cuanto Conte ha conseguido también, lo más complicado, que la oposición no le pusiera trabas en el camino especialmente en la relación con ayuntamientos y regiones. Lo mismo ha pasado con Merkel, casi desaparecida antes del comienzo de la crisis y hoy, aunque en cuarentena, muy fuerte al mando de un país que se enfrenta a los días más duros de la epidemia. Un 75% de los alemanes respalda su gestión y ella recupera su mejor versión en los momentos claves.
¿Qué podemos decir de Pedro Sánchez? En las primeras semanas y a pesar de haber, el Presidente, ninguneado abiertamente los primeros días las terribles noticias que ya llegaban desde Italia, he apoyado claramente sus decisiones como la formación del gabinete de crisis creado para enfrentarse a la pandemia. Se le vio al Presidente como comandante y jefe y brillante en sus intervenciones televisivas, sin embargo después variabilidad de criterios, la improvisación de decisiones, exceso de ruedas de prensas suyas y del ejecutivo, además de cierta volatilidad en sus estrategias han claramente deteriorado la imagen de su gestión de la crisis.
Lo peor, desde mi humilde punto de vista, ha pasado con sus últimas decisiones que han llevado la oposición, comunidades, empresarios y autónomos a retirar su apoyo. Miércoles, en la eterna sesión de control que tuvimos en el Congreso, se negó a alterar los términos del estado de alarma. Sin embargo viernes presidió un Consejo de Ministros extraordinario para anunciar sábado que hibernaría el sistema económico el lunes tras convocar el domingo otra sesión del Gobierno y, al final, a una hora de entrar en vigor el fundamental decreto de Ley 10/2020 se introdujo una moratoria de 24 horas.
La medida me parece la más adecuada y parecida a la que se ha tomado en Italia. Lo que me parece muy poco acertado es la forma de adoptar esta decisión. Un domingo y sin hablar con agentes sociales, comunidades y mucho menos con la oposición. Esta manera tan unilateral de gestionar la crisis y la toma de decisiones tan trascendentales, ha llevado a empresarios, oposición y comunidades a ponerse en frente y criticar ya abiertamente la labor del gobierno.
Lo normal y más lógico hubiese sido que el martes el Gobierno, después de haber hablado con comunidades y oposición, hubiese anunciado una cambio radical en los protocolos que regulan el confinamiento de la población, que el miércoles la hubiese explicado el presidente en el Congreso y que el Consejo de Ministros extraordinario del viernes la hubiese aprobado, con el consenso de sindicados, patronales, Comunidades Autónomas. La improvisación que se ha demostrado en este momento clave de la crisis me parece especialmente grave, porqué clave es que Gobierno, Comunidades, Sindicados y demás agentes sociales sigan unidos en frente a la pandemia. Sin embargo, con estas decisiones marcadas pro la confusión, mucho me temo, que esta unidad, se ha roto de forma bastante definitiva. Es verdad, se nos puede decir que la urgencia para tomar estas decisiones no permitía consultas previas...¡error!. Siempre hay tiempo para buscar un mínimo consenso.
A un gobierno en este tipo de crisis hay que apoyarle siempre, pero torpezas como estas acompañadas de cierta confusión en la comunicación llevan a cualquier líder a estar solo. La unilateralidad de las decisiones no ayuda nada y menos cuando hablamos de medidas que afectan de forma determinante a la economía.
Volviendo fuera de nuestras fronteras cabe mencionar el ridículo monumental, una vez más, de Donald Trump. Primero negó la crisis, luego minimizó sus efectos, ahora dice que si en Estados Unidos mantienen el número de fallecidos entre 100.000 y 200.000 será un gran éxito. Lamentable, como terrible ha sido el ‘positivo’ Boris Johnson. Una vez más negó las evidencias para, ahora, estar sumergido con su país, como casi todos los demás, en este terremoto global.
Yo diría que todos, incluido, Macron han hecho el enorme error de desinteresarse de la amenaza del coronavirus a pesar de lo que pasara en China. Todos se han considerado inmortales o intocables hasta a cuando la ‘muerte’ y la pandemia le ha estallado en las manos. Si todos hubieran actuado en febrero, muchas vidas se hubieran salvado.
Los electores de cada país juzgarán pronto quién lo ha hecho mejor, mientras tanto lo mejor será que los líderes busquen consensos para luchar todos juntos contra este invisible monstruo.
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