El Gobierno de Pedro Sánchez

La opinión de Francisco Marhuenda: “Los mini pactos de La Moncloa”

Lo superficial se impone a lo profundo, algo demasiado habitual en la política, y lo urgente nos hace ignorar lo importante. La última moda es reeditar los Pactos de La Moncloa

Es cierto que vivimos inmersos en tiempos de ocurrencias. El confinamiento no favorece, por lo visto, diseñar una estrategia sólida y coherente. Estamos todos muy pendientes del WhatsApp que se ha convertido en un inmenso patio de vecinos, donde se dicen chorradas enormes, y una autopista para las fake news de la izquierda y la derecha. Lo superficial se impone a lo profundo, algo demasiado habitual en la política, y lo urgente nos hace ignorar lo importante. La última moda es reeditar los Pactos de La Moncloa.

Por fin tenemos la solución milagrosa que resolverá los problemas económicos. Como nuestra clase política es muy joven, lo cual es una enorme anomalía, nada sabe de la Transición más allá de los tópicos habituales de defensores y detractores. Lo único positivo es que aquellos que se levantaron airados el 15-M contra el «régimen de la Transición» y siguen con la tontería de la «Spanish Revolution», son tan pijo cursis que necesitan un término inglés, ahora descubren los Pactos de La Moncloa.

Nada tiene que ver la realidad actual, que puede ser más catastrófica, con lo que se vivió entonces. Más allá de la bravuconería de pensar que Sánchez comanda los victoriosos tercios españoles, antes de ser derrotados, y que podrá con Merkel y sus aliados del centro y el norte de Europa, la realidad es que se consigue más con humildad, seriedad y rigor. No hay que olvidar que quien paga, manda. Estamos en el sistema monetario europeo, que tan beneficioso nos ha resultado y no disponemos de soberanía en la política económica.

El Banco de España es poco más que uno de esos grandes chollos que siguen existiendo para un grupo selecto de funcionarios. En definitiva, dependemos de la UE y del todopoderoso BCE. Hay que ir con cuidado porque la izquierda radical sigue siendo antisistema y le gustaría cambiar el régimen del 78 por un modelo dirigista con las consiguientes nacionalizaciones. Esto permitiría ampliar la agencia de colocación a más amiguetes sin importar su formación. No hay más que ver lo que sucede con el pequeño sector empresarial público actual que es lo mismo que cuando era enorme.

La gente preparada ha sido la excepción. Los consejos sirven para redondear los sueldos de los altos cargos o colocar a los amigos. No necesitamos unos mini Pactos de La Moncloa, sino un gran «Plan Marshall» y una renta básica limitada en el tiempo para poner en marcha la economía.