Opinión

«Feísmo» en la tele

«Estos días hay demasiado feísmo», me comenta un prestigioso colega mientras observa la tele. Se refiere a las ya asentadas conexiones de los periodistas/tertulianos desde su casa, sin la iluminación y ni el maquillaje adecuados. Se refiere a gentes como yo, que hacemos pantalla, vaya si se nota la ausencia de la maquilladora y la peluquera. ¿Quién pensó que no eran esenciales? ¡Habría que ponerles un monumento! De todos modos, lo que realmente nos preocupa a ambos es que tanto periodista deba seguir instalado, a medio plazo, en el teletrabajo desde el salón de casa. Qué difícil hablar con propiedad de lo que ocurre sin haber podido pisar antes las entrañas de la noticia, en una residencia de ancianos o en un hospital. Por supuesto, nuestros valientes reporteros van a la calle, aunque a una debida distancia de los hechos. Con salvoconducto, mascarilla, guantes. Con todas las ganas de trasladar a los espectadores lo mejor posible esta realidad endiablada. Con todas las limitaciones, te aseguro que ellos dan el do de pecho. Entre nosotros, comentamos que 26 días de confinamiento nos pesan tanto como 26 meses.

Lo más probable es que vivamos en idéntica situación hasta el verano. «Y espérate a que llegue junio», me sugiere una fuente solvente de Sanidad. «Veremos si es posible entonces salir de casa». A la pregunta de «cómo va a ser la desescalada», me responde: «Si aún no lo tienen claro en China, ¿cómo vamos a saberlo nosotros?». Rápidamente pienso en ese equipo técnico que, supuestamente, nos va a preparar meticulosamente para salir de este trance, de esta cuarentena en bucle, y me echo a temblar.

Vivimos todos en una inquietante incertidumbre global, sin planes claros de futuro inmediato. Encaminados a una recesión económica histórica. Leo las grandes cifras pero pienso en pequeño, en ese mediano empresario que tiene cerrado su bar, que no sabe si se verá abocado a cerrar su negocio tras este paréntesis. Leo la abultada cifra de muertes y me acuerdo de ese chico que no sabe dónde diablos se encuentran las cenizas de su padre. Dos veces le han telefoneado, indicándole dos lugares diferentes, como si su padre fuera un envío a domicilio. Leo «fase de estabilización de la curva» y me digo: «Esto sí que es feísmo».