Gobierno de España
“El intervencionismo comunista”
No hay nada más útil para el comunismo que tener una sociedad subsidiada, controlar los mecanismos de producción y amordazar a la opinión pública
Uno de los fenómenos más interesantes en la Historia de las Ideas es el blanqueamiento del comunismo, que es una de las mayores monstruosidades de la Historia de la Humanidad. En el fundamento de ello se encuentra su capacidad a la hora de fascinar a intelectuales y periodistas, la gran mayoría de ambos grupos son de izquierdas, que no son capaces de aceptar o entender que su fracaso es una realidad constatable y que la mayor parte de ellos serían depurados por tener ideas burguesas. En cierta ocasión, un profesor de Economía me hizo leer un libro pintoresco, que todavía guardo, que tiene por título «El imperio socialista de los incas». Es un despropósito voluntarista y se inscribe en esa corriente destinada a buscar fundamentos del marxismo, el comunismo y el socialismo en la Historia de la Humanidad. No es el único libro que reivindica una economía comunista en la sociedad incaica, así como unas raíces propias del marxismo en América del Sur. Cualquier historiador riguroso sabe que es una solemne tontería sin base científica y que la Historia hay que analizarla con la mentalidad de la época sin intentar trasladar chapuceramente unas ideas preconcebidas para lograr el resultado buscado.
Hay muchos ejemplos de esa «arqueología» simplona propia de algunos historiadores que son en realidad politólogos marxistas, desgraciadamente no de Groucho Marx, que con ánimo provocador siempre me gusta decir que es más divertido e interesante. En este sentido están también los que quieren encontrar en la economía del pueblo prerromano de los vacceos un precedente primitivo del comunismo y la socialización agraria. Cada año aprovecho las clases del primer cuatrimestre para desmontar semejante despropósito. Al igual que los incas tenían estratos sociales claramente diferenciados, así como una casta o grupo dominante. El problema es que los comunistas siempre vuelven y las crisis para intentar poner en marcha su agenda intervencionista que nos ha de salvar de los males del capitalismo y el liberalismo. Ahora emergen con algunas ideas inquietantes como son poner la economía al servicio de la sociedad, las nacionalizaciones, la renta básica y el control de la información y la opinión. Es otra verdad constatable que el concepto de poner la economía al servicio de la sociedad expresa el concepto intervencionista de inexpertos economistas comunistas que no han aprendido de los errores del pasado. Es una interpretación pintoresca y sesgada del artículo 128 de la Constitución sobre la función pública de la riqueza y su subordinación al interés general. En esa línea se inscribe el deseo de nacionalizar sectores claves, elevar los impuestos de las denominadas clases medias y altas y establecer el ansiado mecanismo de la renta básica. No hay nada más útil para el comunismo que tener una sociedad subsidiada, controlar los mecanismos de producción y amordazar a la opinión pública. Afortunadamente estamos en la UE y no podrán llevarlo a término, aunque no tengo ninguna duda de que lo intentarán. Hay que aclarar que este tipo de rentas, que son desincentivadoras para el crecimiento económico y pueden favorecer a los sectores menos preparados, no es algo que haya inventado el comunismo.
La construcción de las pirámides y otros monumentos fascinantes respondían al interés de los faraones por conseguir dos objetivos. El primero era expresar la grandeza del imperio egipcio y garantizar como su camino al más allá, pero el otro y no por ello menos importante era que la población tuviera ingresos durante los meses que no se dedicaba a los cultivos de las ricas tierras regadas por el Nilo. La moderna historiografía ha demostrado que las pirámides se construyeron fundamentalmente por campesinos libres que completaban sus ingresos trabajando en las obras públicas. No hay nada como tener los estómagos agradecidos para impedir las revueltas sociales. Es algo que aplicó también Trajano, al igual que otros emperadores, dando dinero a los revoltosos habitantes de la ciudad de Roma. Todo el mundo conoce la frase «Pan y Circo», que los comunistas traducirían como «renta básica y fútbol». La sociedad romana estaba muy subsidiada desde los años de la República y disfrutaba, además, de las fiestas en honor de los dioses que permitían que el calendario tuviera un número enorme de ellas. Al final del Imperio, la decadencia se expresó, entre otros mecanismos, con la adscripción forzosa y hereditaria de las gentes a sus oficios y profesiones. Cualquier mecanismo que impida la libertad económica y el desarrollo profesional, como gusta a los comunistas, conduce a la decadencia. Por ello, el intervencionismo y las rentas básicas permanentes serían un desastre.
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