Opinión
Iglesias, el traidor
Dice la RAE que cometer traición es «fallar a alguien o abandonarlo». Todos pudimos ver como Pablo Iglesias prometía sobre la Constitución lealtad al Rey, el pasado 13 de enero. Apenas tres meses después, hace propaganda de la república aprovechándose de su cargo de vicepresidente de España. Esto no sólo es fallar al jefe del Estado legítimamente votado en la Constitución de 1978. Es aprovechar una pandemia mortal, con decenas de miles de muertos, para desestabilizar el Reino.
¿Quién es este señor, que no sólo no ha ganado elecciones, sino que ha perdido muchos votos de su partido, para desautorizar lo que eligió la mayoría? Recordemos los méritos de Pablo Iglesias. Por ejemplo, beneficiarse del apoyo económico de la dictadura venezolana a Podemos. Por ejemplo, acudir a la cárcel de Lledoners para negociar con Oriol Junqueras los pactos entre este Gobierno y los independentistas. Por ejemplo, saltarse la cuarentena que todos estamos padeciendo y hacer caso omiso de que su mujer estuviese con coronavirus.
Reivindica el señor vicepresidente la república, argumentando los derechos de los trabajadores. Conviene recordarle que la segunda república nos llevó al enfrentamiento y la guerra entre hermanos y que muchos españoles han luchado por estos derechos a lo largo de la Historia, también los monárquicos. Incluso conviene subrayarle que el Seguro de Enfermedad se instauró en España en 1942 y el de Vejez, en 1946. No en 1931. Que la Ley de Bases de la Seguridad Social es de 1963. Y la Ley General de la Seguridad Social, de 1966. No de 1936. Basta ya de mentir sobre la Historia.
Quiere Pablo Iglesias un «gobierno del pueblo», pero al parecer no el pueblo que superó el franquismo y se dio la constitución monárquica. Supongo que prefiere el poder del pueblo soviético, el que ya me dijo a la cara, en un programa de televisión, que admiraba. Se molesta porque nuestro monarca vista los uniformes militares de nuestros soldados, que son orgullo de todos, especialmente en esta crisis del coronavirus. Vindica una jefatura de estado sin uniformes ¿estará pensando en Venezuela, donde el ejército es dictatorial y su jefe, un fantoche de chándal de colores?
Allá cada cual con sus ideas y su voto, pero que no me pidan que crea a quien tiene convicciones comunistas y se finge demócrata. A quien promete lealtad al Rey y hace propaganda en contra en medio de una crisis sanitaria y económica sin precedentes en la Historia reciente. Si no quieres ser vicepresidente en el Gobierno del Reino de España, no jures hombre, no jures. Dice la Real, en su tercera acepción de «traidor»: «Más perjudicial de lo que parece». Yo también lo creo.
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