Opinión
Pensamiento político de David Hume
El análisis del pensamiento político de David Hume resulta siempre esquivo y difícil de situarlo en el debido momento de su producción. Sus «Enquiries» y «Treatises» son obras extensas de filosofía que sólo al final, como una última conclusión, presentan ideas de reflexión política, pero no equivale, ni es reflejo de una teoría política. Los «Essays» contienen mucha materia política, pero la presentación como ensayo tiene la fragmentación del pensamiento y, por añadidura, aborda cuestiones estrechamente relacionadas con el siglo XVIII, irrelevantes para el desenvolvimiento del pensar político de la actualidad. David Hume es natural de Edimburgo (1711-1776), proviene de una familia de la pequeña nobleza terrateniente escocesa que, tras terminar sus estudios de Derecho, se instaló en Francia, donde escribió el «Tratado sobre la naturaleza humana», los dos primeros libros publicados en 1739 y el tercero en 1740, esperando alcanzar con él alta fama, pero aunque hoy la tiene en gran estima, pasó inadvertida. En 1744 publicó «Quince ensayos morales y públicos», que fueron un importante éxito editorial. En 1752 publicó en Edimburgo «Discursos políticos» y en 1757 hizo lo propio en Londres con «Cuatro disertaciones: Historia natural de la religión. De las pasiones. De la tragedia. Del criterio del gusto». Fue nombrado conservador de la biblioteca de la Universidad Edimburgo y pudo dedicarse a escribir una «Historia de Inglaterra» (1754-1762), obra publicada en seis volúmenes, que abarca desde los reinos sajones hasta la Revolución Gloriosa de 1688, alcanzando un éxito notable. Viajó a Francia y en París cultivó su amistad con Rousseau. Pero, al final se retiró a Edimburgo, ocupándose de sucesivas ediciones de sus obras.
Lain Hampsher-Monk le incluye en su «Historia del pensamiento político moderno». Los principales pensadores políticos de Hobbes a Marx le consagran un juicio importante, afirmando que su obra contiene un material extenso de teoría política, destacando sobre todo que aborda cuestiones muy relacionadas con su época y que la relación intelectual entre el escepticismo y lo discursivo y ocasional es difícil de articular en un sistema coherente de pensamiento. Afirman que las principales obras de los filósofos morales están muy vinculadas al pensamiento de Hume. Como muchos pensadores de la Ilustración británica, Hume consideró la elegancia y civilidad de la sociedad educada como un indicio notorio del progreso de la humanidad. Cabe atribuir a Hume, aunque repudiaba el deísmo, el establecimiento de una teoría laica y naturalista del entendimiento humano, la moralidad y la política. Al efectuarlo así, reconocía la influencia de dos figuras que dominaron la vida intelectual del siglo XVIII: Isaac Newton en las ciencias y Locke en la epistemología y las ciencias humanas. Hume menciona también a Shaftesbury, Maudeville, Hutcheson, con quienes mantuvo correspondencia. La metodología es dable en apreciar la prioridad de Newton y lógicamente en Hume, dentro de su formación ilustrada. La célebre afirmación de Newton «Hypotheses non fingo» (No compongo [una] hipótesis), para dar explicaciones de lo que no podría verificar empíricamente, le movió a resistirse a múltiples explicaciones en atribuir «una fuerza».
Terminó su trabajo «Tratado sobre la naturaleza humana» en Francia, a la edad de veintiséis años, en el que afirma que la ciencia del hombre es posible gracias a la uniformidad de la naturaleza humana. Ésta es investigada a partir de universo mental caracterizado por la «percepción», término que usa Hume, utilizando todo contenido psíquico. Las percepciones, luego, en «impresiones» (pasiones e imágenes presentes en la mente e ideas que son copias las débiles que las impresiones. De modo que pone Hume entre «pasiones» e «ideas» una diferencia de fuerza y vivacidad. Dado que «ideas» e «impresiones» se corresponden siempre y las primeras dependen de las segundas, es posible preparar un método riguroso de crítica de las ideas. La mente es capaz de recordar ideas pasadas y realizar asociaciones entre ellas. Pero a las relaciones, la mente es capaz de recordar ideas pasadas y realizar asociaciones entre ellas. A la memoria es necesario añadirle la imaginación que puede asociar las ideas, bien fuese componiendo que descomponiendo. Esta actividad imaginativa produce ideas complejas cuyos nexos no reflejan el orden que las impresiones tenían en su presentación a la mente. La asociación de ideas o conexión de ideas se regula en base a tres principios: «semejanza», «contigüidad» en el tiempo y espacio y «causalidad». En relación con las ideas abstractas, Hume comparte el nominalismo radical de George Berkeley (1685-1753), filósofo irlandés, educado en el Trinity College de Dublín. Su pensamiento está plenamente expuesto en el «Tratado de la naturaleza humana» (18739) y en la «Investigación sobre el entendimiento humano» (1748).
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