Opinión

Capitán Cojones

Cada año, los partidos separatistas y con ERC a la cabeza, hacen el tradicional homenaje a los hermanos Badia, abatidos por militantes anarquistas en la calle Muntaner de Barcelona, el 28 de abril de 1936. Los hermanos, fueron unos siniestros personajes que sembraron de terror Catalunya desde 1934 hasta su muerte, y que son considerados unos patriotas por Puigdemont, Torra y Junqueras. Este año ha sido de forma virtual, pero los sufridos catalanes hemos vuelto a ver como se ensalzaban a unos criminales, presentados como la quintaesencia de la catalanidad.

Miquel Badía, conocido como el «Capità collons», fue el secretario de Orden Público de la Generalitat desde la primavera de 1933, jefe superior de los servicios técnicos de la Comisaría General de Orden Público de la Generalidad a mediados de 1934, dirigió las milicias paramilitares de las juventudes de ERC, los conocidos «escamots», y el principal organizador de armar a los revolucionarios en la proclamación del Estado catalán en octubre de 1934.

Los hermanos Badía, muy críticos con el poco espíritu nacionalista de Lluís Companys, al que acusaban de ser un españolista (no olvidemos los orígenes políticos de Companys, situados en lo que hoy llamaríamos la «extrema derecha»), fueron asesinados por Justo Bueno, a la sazón el jefe de los servicios de información de la CNT, y según amplio consenso entre los investigadores del luctuoso suceso, siguiendo órdenes emanadas por Lluís Companys.

La intrahistoria del asesinato –dicho sea de paso, digna de ser comentada por JJ Vázquez, el nuevo faro de luz progresista–, fue para salvar el honor de la amante del President Companys. Una tétrica y enrevesada confabulación, que se inició en el tórrido verano de 1933 en un hospital de Manresa, cuyo desencadenante fue un fogoso encuentro sexual entre Miquel Badia y Carme Ballester, la que al cabo de unos años sería la segunda esposa de Companys. La Carme, militante de las juventudes de ERC y mujer de belleza rutilante, estaba casada con Joan Duran, amigo de juergas y activismo político de Miquel Badía. Los dos patriotas sufrieron un accidente de automóvil cerca de Manresa, a resultas del cual Badía fue hospitalizado y Duran dado de alta inmediatamente. La Ballester se trasladó al hospital para visitar a su esposo que creía malherido, pero se encontró en la habitación con el fornido «Capitán Collons», la chica presa de gran furor uterino mantuvo relaciones con Badía en la misma habitación. Pasión juvenil, de la que presumió siempre el campechano Badía. Años después, los celos de Companys contra Badía por la exhibición impúdica que hacía de su conquista, precipitaron una tragedia, y se organizó el complot que acabó con los dos hermanos. Hace unos años el acto de homenaje contó con las intervenciones de Quim Torra, a la sazón el director del Borne Centro Cultural, y del entonces presidente de ERC, Oriol Junqueras. Ambos elogiaron sin matices a los hermanos Badia. El virus del nacionalismo radical sigue instalado en el poder de la Generalitat, y hay en marcha una vacuna que promete destruir esta pandemia y pronto verá la luz.