Opinión
Wifred Ricart
Wifredo Ricart Medina, nació en Barcelona en 1897, ciudad en la que falleció en 1974. Wifred es uno más de miles de personajes catalanes que han sido borrados de la memoria histórica por ser políticamente incorrecto, como la mayoría de catalanes, que sentimos por igual nuestra catalanidad como la mejor expresión de sentirse españoles.
Ingeniero e inventor, en 1918 tuvo su primer trabajo en un concesionario de Hispano-Suiza, y un par de años después fundó la fábrica «Ricart y Pérez», desde donde proyectó la construcción de los populares motores agrícolas Rex y está considerado como la máxima autoridad técnica del automóvil español de todos los tiempos como creador del automóvil deportivo «Pegaso».
Ricart empezó la construcción de los primeros automóviles bajo la marca «Ricart & Pérez», construidos conjuntamente con Francisco Pérez de Olaguer, cuyos primeros ejemplares eran auténticas máquinas competitivas; con motor de 4 cilindros con 60 CV y 5.000 rpm, con suspensiones traseras y ruedas provistas de frenos bimetálicos. El prototipo consiguió en 1922 importantes éxitos deportivos. Asociado con Felip Batlló, en 1928 cambió el nombre de la empresa a «Ricart-España», haciendo un refinado coche de lujo, con seis cilindros, y una cilindrada de 2,400 cc, adoptado por el Gobierno para usos diplomáticos. Wilfred, con la licencia de piloto, en 1932 ganó la Vuelta Aérea a la Provincia de Barcelona, pilotando su biplano Gipsy Moth. Militante falangista de primera hora, la guerra civil le sorprendió en Italia, donde ingresó en la sección de Proyectos Especiales de Alfa Romeo, figurando como Oficial Honorario de la Aviación Española. Participó en expediciones de avituallamiento, pilotando los trimotores Savoia SM-79. En 1938 fue nombrado Director Técnico del Servicio de Estudios y Experiencias de Alfa Romeo, donde desarrollo los motores de los bólidos de carreras como el Alfa 162, el Alfa 316 de 16 cilindros y el Alfa 512, de 1,500 cc primer coche de carreras con motor trasero. En 1939, instalado de nuevo en Barcelona, fue nombrado director de la industria automovilística española, en el Centro de Estudios Técnicos de Automoción (CETA), desarrollando el proyecto de la fabricación de los Pegaso, y la nueva fábrica ENASA en Barajas.
En 1940 discutió con su amigo Enzo Ferrari, principal motivo por el que salió de Alfa Romeo para fundar su propia marca.
Wi, como era conocido por sus amigos, rechazó suculentas ofertas profesionales para establecerse en EEUU y decidió crear una escuela de técnicos de alto nivel, y los Pegaso Z-102 y el Pegaso Barajas. Un adelantado en su tiempo, en una España inmersa en el subdesarrollo, sus inventos protagonizaron los mayores avances tecnológicos en el mundo de la velocidad y el motor, truncados por la guerra y cuya marca señera, los Pegasos de competición, fueron los deportivos más caros y adelantados de todos los tiempos.
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