Opinión
La resistencia
¿Cuánto tiempo resistirá el Gobierno de Sánchez e Iglesias? Es la pregunta que se hacen en Bruselas, la que está sobre la mesa de los grandes inversores, la que inquieta a la izquierda y estimula a la derecha. Se escudriña minuciosamente la capacidad de resistencia de un gabinete dividido, en el que unos ministros desconfían de otros, con cada vez más menguados y trabajosos apoyos parlamentarios, y al que tres de cada cuatro españoles suspende en la gestión de la crisis sanitaria. Existe el convencimiento general de que, sin embargo de todo lo anterior, la prueba fuerte está por llegar con el rescate, los presupuestos y la crisis económica que se avecina –en realidad, ya está cruzando la puerta–, que desde el Gobierno intentan contener con un subsidio temporal a 850.000 familias y la vuelta del fútbol, o sea, con pan y circo.
No parece que sea suficiente. Los sondeos indican que la izquierda gobernante pierde fuerza cada día que pasa. Y, como curiosidad, se considera de mal agüero que Zapatero haya tenido que salir al rescate de Sánchez, defendiendo el estado de alarma cuando ya casi se acaba. Dicen que Zapatero da mala suerte. La verdad es que el apoyo del antecesor, de no grata memoria, contrasta con el profundo malestar de los socialistas históricos y de los barones del partido, inquietos con los obscenos tratos con Bildu y los manejos de Iglesias, cada vez más descarados. No es, como se ve, un ambiente confortable el que rodea al Gobierno, enfrentado además, a cara de perro, al principal partido de la Oposición, cuando más falta hacía caminar juntos.
Como el troyano Eneas, Pedro Sánchez les dice a los ministros –algunos, con la mano en el picaporte–: «Resistid y reservaos para días más felices». La resistencia es la clave de la vida política de este hombre. Y su persistencia en el error. Es capaz de cambiar de principios las veces que haga falta, pero es incapaz de cambiar de caballo en medio del rio, aunque estén a punto de ahogarse el caballo y el jinete. Los que le aconsejan que haga frente a lo que viene, tranquilizando a Bruselas y a los inversores, prescindiendo de Podemos y de los soberanistas periféricos, formando Gobierno con Ciudadanos y el respaldo externo del PP, no saben con quién se juegan los cuartos. ¡Bueno es él! Así que resistirá el tiempo que haga falta, hasta que Iglesias quiera, Bruselas ponga condiciones o se planten los ministros más responsables, que todo puede ocurrir.
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