Política

“La depuración de Pérez de los Cobos”

Hay destituciones que honran a los que las sufren y siento mucho este golpe injusto a la brillante carrera de Pérez de los Cobos

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Es una noticia triste, porque la injusta destitución de un funcionario ejemplar como el coronel Diego Pérez de los Cobos es la expresión de un irracional sectarismo y una venganza mezquina. Un magistrado como Fernando Grande-Marlaska, aunque ahora sea político, nunca tendría que haber tomado una decisión tan lamentable. La depuración del jefe de la comandancia de la Guardia Civil de Madrid, con base en un concepto político sin fundamento jurídico y operativo como es la pérdida de confianza, solo encubre una venganza. El refranero es muy rico y me viene a la memoria que «no ofende quien quiere, sino quien puede». Este acto partidista no ofende a Pérez de los Cobos, sino a la Guardia Civil. La destitución responde al enfado gubernamental por la investigación que apunta a responsabilidades penales del todopoderoso Fernando Simón y otros altos cargos de la administración socialista que autorizaron la manifestación del 8-M. Lo insólito es que se trata de una investigación dirigida por la magistrada Carmen Rodríguez-Medel y está ejecutada por agentes de la Guardia Civil que actúan como policía judicial.

Esto hace que la decisión sea más sorprendente, porque nadie mejor que él para conocer un proceso de instrucción. Es una víctima propiciatoria, además, a quien sacrifican por su papel en el juicio del 1-O en el altar de los pactos con el independentismo catalán. Tras el despropósito del pacto con Bildu la semana pasada, comenzamos esta con una depuración en toda regla. Es verdad que es algo a lo que nos tiene acostumbrados el socialismo cuando alcanza el poder. Lo hizo el felipismo cuando apartó a todos los altos funcionarios que habían participado en los gobiernos de UCD. Cuando murió Gaby Cisneros, uno de los «padres de la Constitución», lloraban con lágrimas de cocodrilo pero recordé cuando me contó cómo lo habían depurado en 1982 dejándolo en su casa sin darle ningún destino como TAC, una de las oposiciones más difíciles y prestigiosas. Lo mismo hizo este Gobierno con muchos funcionarios a la vez que aprovechaba para colocar en direcciones generales a políticos que no son funcionarios como establece la ley. Han convertido la excepción en la norma habitual. Hay destituciones que honran a los que las sufren y siento mucho este golpe injusto a la brillante carrera de Pérez de los Cobos, porque es evidente que sufrirá una dura persecución desde el Gobierno.

Francisco Marhuenda es catedrático de Derecho Público e Historia de las Instituciones (UNIE).