Opinión

Derechazo de Olona

Hay momentos en los que los muros del Congreso sudan como un boxeador en un ring de hielo. Era el de ayer un día de combate femenino. De un lado, la ministra Irene Montero y, de otro, la portavoz de Vox, Macarena Olona, que llevaba la navaja de Carmen en la liga de su verborrea o entre los botones de la rebequita. No fue un Muhammad Alí contra Foreman, más bien Mike Tyson y Evander Holyfield, porque si dejan a Montero le arranca la oreja con el pendiente puesto. La ministra, a veces extasiada por la enjundia frugal de su cargo, respondía con mohínes de colegiala, se mordía el labio como una adolescente a punto de coger del pelo a su sabionda compañera de pupitre. Estas chicas parecen que practican Pilates pero en realidad son expertas en lucha libre. Cuando Montero se echó las manos a la cara ya el juez había dictado que Olona había ganado por puntos. No hizo falta que tirara la toalla. Lo peor de creerse ministra importante de Igual-da es que se encaja los golpes agarrándose al rival con una chaqueta «oversize».Tanta tela para tan poco hilo conductor. Creía Montero que llevaba plomo en los guantes con su discurso «feminista» pero era gomaespuma de los colchones que dejan por la calle. El derechazo de Olona ante la perorata zurda de Irene la convirtió otra vez en un peso pesado. No sabemos cómo se las ingeniaban en el patio del colegio si alguien les robaba la merienda, si sacaban las uñas o iban a la yugular. No tuvo tiempo la también señora de Pablo Iglesias para aprovechar un «round» y escuchar los consejos del entrenador. Olona la acorraló y cuando cayó no estaba Scorsese para hacer grande su derrota.