Opinión

Aprobado general

Aquí lo que mola es el ingreso mínimo vital, el subsidio de desempleo, las peonás y echar la tarde al fresco con los amiguetes entre cafelitos y cañas de cerveza

“El virus que más me preocupa es el de la ignorancia”, ha declarado Javier Sierra con motivo del estreno de una muy oportuna novela cuyo contenido trata de un viaje y una carta que nos recuerda el origen de las pandemias con unas muy interesantes teorías científicas. Cuando los años corren, la madurez avanza y la tristeza y la acritud se apodera de nosotros, llegamos a la conclusión y a la determinación de no creer en nada ni en nadie más que en nosotros mismos, porque es difícil, pero no imposible, autotraicionarse aunque sí autodefraudarse, si bien procuramos que esto no ocurra jamás.

Sierra defiende, y algunos conocemos también, que ya estaba en los mitos griegos la idea de la panspermia, es decir, la teoría que sostiene que el origen de la vida en la tierra es extraterrestre. Ahondar en ello nos llevaría hasta las investigaciones de muchos premios Nobel y andamos ya muy justitos de tiempo, de ánimo y hasta de capacidad para ponernos a profundizar en ello. Tampoco es nuestro papel, así que centrémonos en lo que hay, o sea, en la ignorancia con la que se encabezaban estas líneas.

Hay padres que andan muy abrumados y hasta desesperados por dos razones: la selectividad conlleva un alto riesgo de contagio para las familias, se tomen las medidas que se tomen, y, más aún, en un momento en que se están produciendo rebrotes por doquier. Es un número muy alto el de los muchachos en las aulas durante horas -doscientos mil para ser más exactos, no todos juntos, claro es-, pero según tengo entendido en algunos sitios se les ha permitido quitarse las mascarillas. Preocupante. Algunos dicen que es una cuestión de tasas (100 euros por 200.000 alumnos), porque el afán de recaudar de los gobernantes no tiene límites.

Sé bien que la cuestión de la salud está por encima de todo, pero es también muy alarmante el aprobado general garantizado, lo cual provoca un inmenso efecto llamada ya que en España nos movemos por la ley de la trampa, el mínimo esfuerzo y la compra-venta de favores, en este caso votos. Así nos va. El nivel de excelencia ha pasado a tener consideración de fósil y el que mucho trabaja y el que mucho se mueve para salir adelante y mejorar su nivel de vida adquiere consideración de “pringao”. Aquí lo que mola es el ingreso mínimo vital, el subsidio de desempleo, las peonás y echar la tarde al fresco con los amiguetes entre cafelitos y cañas de cerveza.

La añada de estudiantes del 2020 será penosa: ni un buen médico, ni un buen abogado, ni un buen arquitecto. Todos a la coladera y a hacer botellón, que es más divertido que el gran coñazo de estudiar y la satisfacción personal de unos buenos resultados. Eso queda antiguo.

En fin, que la buena noticia es que tenemos nuevo libro de Javier Sierra, “El mensaje de Pandora”, que nos sumerge ligeramente en el género epistolar, que me encanta, y en los antiguos mitos “que esconden la clave para entender el origen de la vida, las enfermedades y hasta incluso nuestro futuro”. De esta forma nuestra cabeza y nuestras múltiples frustraciones se verán anestesiadas durante su lectura y nos harán, al menos, meditar sobre temas profundos y cultos que nos alejen del espanto humillante del aprobado general. Seguro que el autor nunca lo hubiera admitido.