Opinión

Ver la realidad

Un periódico económico norteamericano ha publicado una selección del reportaje que el fotógrafo español Manu Bravo realizó en hospitales y cementerios españoles durante los momentos más trágicos del covid-19. Son extraordinarias, por la calidad del trabajo y por su intensidad y su humanidad. También son de los pocos testimonios gráficos de lo ocurrido en nuestro país. Ahora que todo se publicita, resulta extraño que hayan salido a la luz tan escasos documentos sobre un momento como este, todavía próximo pero que a mucha gente le empieza a parecer un mal sueño que hay que olvidar lo antes posible.

Las fotos acompañan un artículo sobre la vulnerabilidad de las personas mayores al covid-19. Recuerda que en 24 países europeos, que suman 350 millones de habitantes controlados por la red europea de Monitorización de la Mortalidad (el llamado EuroMOMO), ha habido unos 175.000 muertos de más de marzo a junio, y que de estos fallecidos, relacionados con el covid-19 por todos los especialistas, un 78% fueron personas mayores de 75 años. En España hemos gastado mucha energía buscando las responsabilidades de lo ocurrido, en particular en las residencias de mayores, cuando cualquiera que conozca la situación de los hospitales en marzo y en abril sabe lo imposible que era tratar más enfermos, sobre todo los más delicados. Ahora hay que prevenir otra oleada, tomar medidas con antelación e invertir en prevención y cuidados para los mayores.

Como refleja el reportaje de Manu Bravo, también habrá que volver a humanizar la medicina. Ya es paradójico que una sociedad cada vez más longeva haya demostrado tanta ceguera y tan poca sensibilidad con la situación de sus mayores. Aún más lo es que las epis, las mascarillas e incluso la telemedicina hayan contribuido a que los médicos empiecen a bajarse de su arrogancia, siempre parapetados detrás de la pantalla de su ordenador, sin apenas mirar al enfermo, como ocurre en tantas consultas. Por fin parece que se interesan por la situación del paciente: las molestias, las relaciones familiares, el medio en el que vive, su capacidad de comprensión de lo que le ocurre y lo que le diagnostican y prescriben. Además los médicos han tenido la oportunidad de salir de su campo de especialidad y ver su profesión con una perspectiva más amplia y más humana. Son algunas de las lecciones de una pandemia que, por otra parte, está muy lejos de haber llegado a su fin.