Política
“Dina y el culebrón de la tarjeta”
Sánchez ha hecho de la necesidad virtud y el enemigo de antaño se ha convertido ahora en el mejor amigo
El culebrón de la tarjeta del teléfono de Dina Bousselham, que fue la asistente de Iglesias y ahora dirige el periódico digital de Podemos, ha tenido interesantes altibajos informativos. A estas alturas es necesario hacer un esquema, como si tuviéramos que superar un examen, para entender esta historia llena de rumores, maledicencia, intrigas y descalificaciones políticas. Desde el robo o presunto robo hasta la filtración y las copias de la tarjeta no hay Dios que se aclare.
Pablo Iglesias lo quiere convertir ahora en el caso de las cloacas del Estado y montar una comisión parlamentaria que se convertirá en un espectáculo mediático. Es una hábil reacción que explica por qué ha estado tan callado. Ha dejado que creciera el escándalo para poner en marcha en el momento oportuno el ventilador, porque sabe que estos temas perjudican a los que han gobernado, que son el PSOE y el PP. No es difícil imaginar la pasarela de convocados con las consiguientes preguntas y declaraciones. La fabulación de las cloacas del Estado, que periodísticamente es muy potente, es un cajón de sastre que se puede remontar a los primeros años de la Transición. Y si les dejamos acabarán hablando del franquismo o la Inquisición.
El vicepresidente se ha convertido en poco tiempo en uno de los políticos más poderosos de este país y, por supuesto, muy odiado. Utilizo expresamente este término, por aquellos que lo ven como la encarnación de todos los males y un peligroso bolivariano que va a destruir la democracia española. El resto del centro derecha le contempla con inquietud por la impronta radical que puede imprimir a un gobierno que sería inviable si abandona la coalición. Por otra parte, no hay que olvidar que históricamente siempre ha existido un sector del PSOE fronterizo con el comunismo. Es lo que sucedía con Largo Caballero, conocido como el «Lenin español».
Este era el grupo menos cultivado académicamente, aunque meritorio por sus orígenes, que siempre ha contrastado con el sector que ahora denominamos socialdemócrata. La izquierda del PSOE siempre se sentirá cómoda gobernando con Iglesias y los suyos aunque prefieren hacerlo en solitario. No hay que olvidar que Sánchez ha hecho de la necesidad virtud y el enemigo de antaño se ha convertido ahora en el mejor amigo. Y mientras tanto tenemos cloacas y tarjeta para rato. Algo muy útil para despistar y entretener al venerable público.
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