Opinión

Fracaso de la izquierda

Según insinuaba la encuesta de ayer de estas páginas, continúa la caída de Podemos y con ella, el estancamiento del respaldo al gobierno de Sánchez. No hay por qué pensar en un cambio de tendencia. En Moncloa esperaban que la ceremonia laica, o más bien pagana, cerrara el capítulo sanitario, pero no ha sido así. El supuesto olvido de la catastrófica gestión de la pandemia es un espejismo, como lo demuestra la abrasiva imagen de Fernando Simón, fruto artificial de la sobreactuación izquierdista. Y la (casi total) unidad política que allí se exhibió no ha logrado la misma unanimidad en la opinión, pendiente de las decenas de rebrotes. Como ahora el Covid-19 afecta sobre todo a gente joven, no parece haber grandes peligros sanitarios. La conciencia de otra clase de peligro llegará cuando estos jóvenes, a quienes Sánchez invitó a «disfrutar», no encuentren trabajo. A causa, precisamente, de las consecuencias del «disfrute» o «disfrutamiento». Las medidas de solidaridad social puestas en marcha con unas prisas que no existieron para parar la pandemia están demostrando tener un coste mayor del previsto. Y aunque sea la Unión Europea la que encabeza la oposición, eso mismo debilita la posición de Sánchez. Más aún cuando los que se oponen a lo que consideran dispendios son los amigos socialdemócratas del norte, tan admirados por los socialistas españoles. Las ayudas no van a llegar sin condiciones que frenarán las ambiciones de cambio histórico de Sánchez, ni van a solucionar los problemas de una economía exhausta por la deuda pública, el déficit y una fiscalidad asfixiante. No se crecerá con ayudas. Se crecerá con reformas que el gobierno social peronista no tiene la menor intención de hacer.

No hay por tanto razón alguna para pensar que se parará la tendencia que marcan encuestas como la de ayer. Ya se vio en las elecciones autonómicas de la semana pasada, que fueron un fracaso total del Gobierno Sánchez. Sólo a duras penas logra frenar una caída que intensificará la actitud displicente y poco comprometida de Iglesias, maestro en trapisondas turbias e incapaz de gestionar nada. El PP tiene interés en insistir en esa relación simbiótica entre Sánchez e Iglesias, y en mostrar, aquí y en la UE, con claridad y pedagogía, el mal que va a hacer a todos, incluida a la UE, con su demagogia descontrolada. Ante el cortoplacismo sistemático, viene bien un poco de estrategia.