Opinión

“La renovación del CGPJ”

La situación ahora es más complicada porque se corre el riesgo de que la Justicia se convierta en un instrumento al servicio de comunistas, antisistema e independentistas

Desde hace mucho tiempo se ha convertido en normal que los organismos constitucionales no sean renovados cuando corresponde. La permanencia de sus miembros es incuestionablemente legal, como es evidente, así como las decisiones que adoptan. Otra cuestión distinta es que estemos ante una anomalía que se prolonga desde hace décadas. Es algo que el PSOE y el PP han hecho para obtener ventaja en las negociaciones para la renovación. Nada que nos tenga que sorprender. La situación ahora es más complicada porque se corre el riesgo de que la Justicia se convierta en un instrumento al servicio de comunistas, antisistema e independentistas.

Por ello, es mejor seguir en este estado de provisionalidad si no se alumbra un Consejo General del Poder Judicial que garantice, realmente, su independencia. No tendría ningún sentido que el PP lo desbloqueara para que se avanzara en el proceso de destrucción de España que buscan los independentistas y los antisistema. En este sentido, tan solo hay que imaginar qué hubiera sucedido si el PP no hubiera recurrido en su día la reforma del Estatuto de Autonomía de Cataluña y el nacionalismo controlara actualmente la Justicia.

La fórmula para resolver el problema es simple, pero incómoda para el gobierno social-comunista, porque se trata de nombrar un CGPJ que realmente sea independiente. El antecedente del nombramiento de la anterior ministra socialista de Justicia y diputada, Dolores Delgado, como Fiscal General del Estado muestra la perniciosa tendencia gubernamental a la hora de asaltar las instituciones. Entre los miles de juristas que reunían las condiciones para ocupar el cargo se eligió a una persona que salía del Consejo de Ministros sin solución de continuidad. No tengo ninguna antipatía por ella, es más le tengo afecto y respeto profesional, pero diría exactamente lo mismo si afectara a un político del PP.

La concepción de independencia la hemos podido comprobar en la larga duración de la estrafalaria fórmula de nombrar a Rosa María Mateo como administradora única de RTVE a pesar de llevar años jubilada y no tener experiencia en la gestión. Estos dos casos, meros ejemplos de la utilización de las instituciones, muestran una inquietante deriva partidista que no produce ningún escándalo y que no se hubiera aceptado si se tratara del PP. Por tanto, es mejor un bloqueo permanente hasta que no se proponga un CGPJ que garantice su independencia y no sea, como en esos casos, una marioneta al servicio del poder social-comunista y los independentistas.