Opinión
El cheque de Úrsula
Mucha gente piensa que Úrsula von der Leyen se reunirá en septiembre con Pedro Sánchez y le dará un cheque de 140.000 millones como si fuera el ganador del euromillón.
Los indicadores económicos se van amontonado día tras día sin que ofrezcan ninguna esperanza de recuperación con la intensidad que desearíamos. Esto muestra el alcance devastador de la crisis. La euforia por el acuerdo europeo de reconstrucción ha ofrecido una falsa sensación que no se corresponde con la realidad de lo que realmente llegará. Mucha gente piensa que Úrsula von der Leyen se reunirá en septiembre con Pedro Sánchez y le dará un cheque de 140.000 millones como si fuera el ganador del euromillón. Los dos sujetarían el documento para que todos lo pudiéramos ver y nos sintiéramos felices ante la llegada del maná europeo. Nada más alejado de la realidad. No hay duda de que el pacto es favorable para los intereses españoles, pero no será una inmediata transferencia de la totalidad del importe. A esto hay que añadir que la profundidad de la crisis hace que los recursos sean insuficientes y que el endeudamiento sea similar, como mínimo, al que se tuvo que asumir en la anterior crisis. Me cuesta entender que alguien crea que será muy inferior.
Con el comienzo de la anterior crisis, el porcentaje de la deuda pública sobre el PIB era de un 35,8 % al finalizar 2007, 383.789 millones de euros, y a finales de 2011 había alcanzado el 69,9 %, 743.530 millones, con el gobierno socialista. Con el PP se situó en un 95,5 %, 1.145.097 millones, en 2017, aunque en 2014 alcanzó el 100 %. El PSOE aumentó la deuda pública en 359.741 millones y el PP en 401.567. Es decir, un total de 761.308 millones entre ambos gobiernos. Ahora todo el mundo coincide en que afrontamos la crisis más grave desde la posguerra y estamos inmersos en un terreno de fuertes turbulencias y grandes incertidumbres. En estos momentos, la evolución de la deuda muestra un crecimiento sostenido, lógico en estas circunstancias, y las necesidades de financiación son muy superiores, como es evidente, a los 140.000 millones del «cheque» europeo que tiene una parte condicionada, además, a la aprobación de los programas que se presenten. La caída de los ingresos tributarios y la convicción de que será difícil que volvamos a los tiempos previos a la crisis en bastante tiempo nos conduce a que necesitemos superar el 150 % de deuda sobre PIB para hacer frente a la reconstrucción. Lo único positivo es que el BCE impide que tengamos, además, una crisis de deuda soberana.
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