Populismo

Define populista

¿Qué es populismo? Si Bécquer levantara la cabeza para definirlo, él o cualquier poeta… Es curiosa, pero aún mucho más graciosa la indecisión y flexibilidad con las que definen los politólogos y filósofos el término populismo. Fíjense que al principio siempre hallaremos una nota aclaratoria que yo resumiría generosamente así: se trata de un término muy amplio que puede significar esto, aquello o incluso su contrario, peyorativo normalmente, pero a veces positivo o neutro, que a priori no es una ideología política sino una forma de hacer política, pero podría serlo y de hecho lo ha sido.

El populismo, según la RAE, es una «tendencia política que pretende atraerse a las clases populares». Bajo esta definición, más sintética y menos abstrusa, me atrevería a decir que todos los partidos políticos españoles (y puede que extranjeros) pueden aplicársela, empezando por el gobierno al completo.

En cualquier caso el término se utiliza desde la superficialidad máxima (que es desde donde se hace casi todo, casi siempre) y en contextos muy diferentes, incluso en el ámbito religioso, el propio Papa Francisco ha sido calificado como populista muchas veces.

Pero ¿Qué o quién en el mundo no pretende atraerse a las clases populares independientemente de lo que diga? Ya saben que, a la realidad, poco le importa lo que nosotros pensemos, deseemos o digamos.

¿Eran populistas los Beatles? ¿lo es Telepizza, Gutenberg? ¿Lo es Spielberg, Amancio Ortega? ¿Lo fueron Martin Luther King, Diana de Gales? ¿Jesucristo, Gandhi, Mozart, Lincoln? ¿Lo fueron Frigo y Miko?

Y hablando de populismos, con arreglo a una de sus acepciones, la de “manipular a los más ingenuos reduciendo la realidad a una oposición radical y efectista entre buenos y malos” me parece descaradamente populista llamar a Podemos Comunista, a Vox fascista e incluso a PSOE socialista, a pesar de tener, este último, la palabra en el nombre.

El Partido Socialista Obrero Español conserva sus siglas para conservar, del mismo modo, a la base electoral que históricamente les solía apoyar y evidentemente porque la palabra "socialismo" desde la perspectiva de la comunicación es caballo ganador; cuánta gente se siente socialista sin tener ni la menor idea de lo que significa esa palabra.

¿En cuanto a Podemos? tampoco es comunista, independientemente del pasado rebelde y provocador de sus jóvenes miembros, todos acomplejados del talibanismo democrático más naif, víctimas de la dictadura de lo políticamente correcto, del antifranquismo del abuelo que no sale de la memoria histórica y en definitiva del dogmatismo más elemental, pero no son comunistas.

En el comunismo, basado en un error histórico, no hay lugar para la vida política y toda decisión es tomada por el aparato del Estado por medio de la fuerza y nuestra querida formación morada… con sus smartphones y sus gadgets capitalistas, con sus ropas de Inditex y sus (lícitas) ambiciones burguesas saben que aquellas viejas fantasías de justicia y equidad después de Cuba, Venezuela, Nicaragua, Europa del Este…después de Lenin, sólo son escuchadas por los inocentes (o envidiosos) que confían en la idea de que el emprendedor es el enemigo…

No se preocupen, Podemos sabe perfectamente que el comunismo convierte al ser humano en un animal de supervivencia, y que cuando se derribó el muro de Berlin los alemanes corrieron hacia occidente; sabe, como sabemos todos, que más de 100.000 personas trataron de cruzar de la Alemania comunista a la federal y que no hubo un caso que quisiera cruzar al revés. Podemos sabe que por cada Nelson Mandela hay millares de oportunistas que transforman los países prósperos en cortijos, por eso no es comunista.

Por supuesto, en las democracias modernas es imprescindible la protección de una vida digna para todos, sanidad pública y universal, educación… dependencias… Todo estado avanzado sabe que debe mantener cierto control para evitar los vicios innegables de la empresa privada y, en definitiva, la preponderancia de los intereses de unos pocos, y de los extremismos. En este sentido, cabe mencionar al nunca demasiado vituperado VOX: el horror categórico, el espanto… Hace un tiempo, en la presentación del libro de un amigo mío, desde la tribuna de los ponentes comenzaron el feliz encuentro literario así: “si alguien es simpatizante de VOX que salga inmediatamente porque no queremos aquí (en este templo de virtud y tolerancia) a alguien que (piense distinto a nosotros) apoye semejantes aberraciones…”

Imagino que habrán presenciado situaciones semejantes dado que es frecuentísimo entre podemitas tachar de «fascista» a todo aquél que ose replicar sus candorosos tópicos (perfectamente replicables, lo siento mucho).

Con respecto a Vox y su fascismo, su franquismo, su extrema derecha, su machismo, racismo, homofobia, negacionismo, hirsutismo, canibalismo… no caben los argumentos, jamás se menciona nada positivo, se exagera lo negativo o directamente se inventa. En España cualquier antipodemita es fascista y todos los de Podemos, libertadores. Sin embargo, la realidad es siempre más sofisticada que tales maniqueísmos.

Vox no es fascista (ni xenófobo, se declara en contra de la inmigración ilegal descontrolada) de hecho se declara liberal en lo económico, cuando el fascismo fue antiliberal; la mayoría de sus miembros manifiestan ser creyentes y más concretamente cristianos (de ahí la defensa de la familia, las alternativas al aborto… entre otras propuestas pro vida…); el fascismo era ateo recalcitrante y por supuesto, anticlerical.

Y ¿qué es populismo?, me dices mientras clavas tu irreflexiva intolerancia o tu fundamentalismo majadero sobre mí.

¿Qué es populismo? ¿Y tú me lo preguntas?

Populismo... eres tú.