Opinión

La Inglaterra normanda

La conquista normanda de Inglaterra es de primordial importancia en la historia. Hasta 1066 Inglaterra vivió en la órbita escandinava, en el límite extremo de la sociedad occidental. Durante los veinticuatro años del reinado de Eduardo «el Confesor» (1042-1066), último rey del linaje de Alfredo (871-899), las influencias normandas entraron en la isla, precisamente a través de «el Confesor».

Tras la batalla de Hastings, Guillermo, apodado «The Conqueror», permaneció algún tiempo en Inglaterra, asolando todo el territorio; entró en Dover, Canterbury y en Soathwarrk, cruzó el Támesis por Wallingford y Londres le abrió sus puertas. Fue coronado en Westminster el 25 de diciembre de 1066, consagrando así en la Iglesia los derechos del conquistador, convirtiéndose en soberano legítimo. Quienes empuñaron las armas contra él, por ejemplo la casa de Godwin, fueron confiscados. La implantación de la monarquía normanda quedó marcada con la colocación de las puertas de la ciudad a orillas del Támesis, donde posteriormente se edificaría la Torre de Londres.

Las primeras medidas de Guillermo tras la conquista y la coronación como rey sucesor de Eduardo «el Confesor» consistieron en la restructuración y reorganización de Inglaterra sobre la base del feudalismo que introduce caracteres propios de monarquía absoluta. Los términos fundamentales de estructura territorial consisten en guarnecer Dover, puerta de entrada al Continente, marcar el comienzo de la Torre de Londres, la defensa de la entrada del Támesis; distribuye los altos cargos entre los nobles de mayor confianza, por ejemplo entrega a su hermano Odo el gobierno de Knut y le deja a cargo de Inglaterra cuando regresa a Normandía, pero la política tiránica de Odo provoca un levantamiento en el Norte, lo cual le obliga a regresar sometiendo la sublevación de Eduard Atheling, que se refugia en la corte de Malcom de Escocia. Dominados los levantamientos, Malcom le jura fidelidad en 1072 y ya puede considerarse rey absoluto de la isla.

En el Norte los anglo-daneses recibieron una terrible lección, pues Guillermo llevó a cabo la devastación sistemática de Northumbria, desde York hasta Durham, y un asolamiento de las Midlands. Con ello se extinguió la posibilidad de resistencia o rebelión. La conquista normanda fue una experiencia trágica para los ingleses, pues se enfocó por parte normanda como una empresa comercial cuyo objetivo básico fue capturar las ricas tierras inglesas. Los normandos formaron un fuerte grupo de poder con código propio, portador de su propia idea del derecho y constructores de castillos de piedra levantados por todo el país como símbolo de su dominio.

La construcción del Estado normando, paradójicamente sustentado en el feudalismo post-carolingio, no puede desvincularse del hecho de que la expedición normanda se realizó bajo estímulo del papado, lo cual otorgaba carácter cismático a Haroldo y a su arzobispo Stigand. Esto sugiere que Guillermo estaba dispuesto a organizar la cristiandad inglesa dándole carácter de universal y al mismo tiempo servirse de ello para reafirmar su trono. Por eso sus primeras disposiciones hicieron referencia a la reconstrucción del sistema eclesiástico; todos los obispados pasaron a manos normandas. Destituyó a Stigand y en su lugar colocó a uno de los obispos más famosos de la época, Lanfranc de Pavía, que era en tiempos el hombre más importante de Normandía.

El Conquistador demostró que su inteligencia política corría pareja con su capacidad como guerrero y lo demostró con la organización de un Estado poderoso. Llevó a Inglaterra la inspiración del reformismo cluniacense, por eso sus primeras reformas fueron realizadas en la Iglesia, de modo particular definiendo las funciones eclesiásticas separándolas claramente de las instituciones de gobierno, consejo y justicia del Estado.

La dominación normanda acentuó, en principio, el carácter rural de la sociedad y modificó profundamente las condiciones de la vida económica. La represión de Guillermo en las sublevaciones ocurridas en los primeros años después de Hastings arruinaron numerosas villas como Oxford, Chester, York y Dorchester. El renacer urbano tuvo lugar a partir del siglo XII y lo fue, esencialmente, como consecuencia de un conjunto de factores: la paz interna, exceptuando pequeños periodos de luchas civiles, el desenvolvimiento de la vida eclesiástica que supuso la creación de escuelas y el consiguiente extensión en el conocimiento, el desarrollo de los gremios, el incremento de la población agrícola y ganadera, la elaboración de vinos y el artesanado lanar, el desarrollo de la navegación y el comercio exterior provenientes de la tradición «viking». Todos ellos fueron los ejes del desarrollo económico inglés bajo tutela normanda. Durante doscientos años tras la batalla de Hastings en 1066, Inglaterra fue gobernada por reyes franceses -normandos y angevinos- que fueron los conductores de la primera cultura nacional. Tres siglos después, del XII al XIV, se desarrolla una cultura propiamente inglesa con el nacimiento de una monarquía inglesa, que señalan el hecho fundamental como nación que toma conciencia de sí misma.