Opinión
Catástrofe nacional
Perpleja me tiene la ministra Calviño con sus aseveraciones sobre la bondad de la situación económica. Que ya pasó lo peor, dice, que el tejido industrial se recupera. Puede que finja ante la opinión internacional, pero, si no, es para desmayarse.
Las noticias son alarmantes. Mucho peores de lo que se calculó antes del verano. Si en 2019 nos visitaron 38,12 millones de extranjeros, este año la cifra se ha desplomado a 10,78 millones. Los lugares a los que llega turismo nacional han podido enjugar sus heridas levemente, pero en Baleares y Canarias la situación es catastrófica. En julio fui a Tenerife y se auguraba una apertura hotelera del 30 por 100, incluso un 40 por 100 en agosto. Me dice el presidente de la Confederación Española de Hoteles y Alojamientos, Jorge Marichal, que la cosa ha quedado en un 25 por 100 y que la ocupación de esos hoteles sólo ha alcanzado un 35 por 100. Camareros que en Mallorca facturaban 12.000 euros de mayo a octubre, apenas han trabajado y las familias afrontan de vacío el invierno. En el sector hostelero, si las limitaciones continúan, si no hay turistas y el teletrabajo sustituye a los restaurantes, cuatro de cada diez locales podrían -por ejemplo- echar el cierre en la Comunidad de Madrid.
El riesgo es gravísimo para España. O se encuentra la vacuna esta temporada, o corremos el peligro de que las grandes firmas hoteleras pasen de manos españolas a firmas internacionales. Sería el final del único sector en el que despunta nuestro país.
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