Opinión

Diez negritos

Proliferan las sensibilidades heridas. Y es curioso porque cuanto más cafres somos, más sensibles nos mostramos. En Francia han decido cambiar el título de la novela “Diez Negritos” para evitar herir sensibilidades. No sabemos la sensibilidad de quién, porque en la novela de Agatha Christie no aparece ningún personaje negro, nada tiene que ver con la raza negra, ni con problemas raciales, ni sombra del apartheid, ni de Rosa Parks, Nelson Mandela, Martin Luther King o del arzobispo anglicano de Ciudad del Cabo Desmond Tutu, pero supongo que este es un detalle sin importancia. Aparece “la isla del negro” que ahora cambiará por “la isla del soldado”, hasta que un soldado sienta herida su sensibilidad. Han eliminado la palabra negro, pero no han evaluado el riesgo de una acusación por nula diversidad racial; ya llegaremos a eso.

Es cierto que el título original era “Ten little niggers” (una popular canción infantil que enseñaba a los niños a contar) y la propia autora consintió cambiarlo en Estados Unidos porque el término nigger (negrata) sí era ofensivo ya en aquel momento, una palabra que no se puede traducir como negrito, sino como algo realmente injurioso. Por eso apareció como “Then there were none”( “Y no quedó ninguno”) aunque no parece que el cambio del título haya ayudado a aliviar los conflictos raciales en Estados Unidos. El biznieto de Christie quiere que el título de la novela en Francia sea “Eran diez”, para evitar herir sensibilidades. Cuidado con excedernos con las sensibilidades absurdas. No olvidemos que Hitler y los nazis sentían que los judíos herían su sensibilidad, y ya sabemos dónde nos condujo eso.