Opinión

Desidia administrativa

Que nos organicemos mal, encima de la que nos está cayendo, no tiene perdón de Dios. Que los virus nos ataquen no tienen remedio. Es una circunstancia biológica mundial que, como mucho, podemos pensar agravada por nuestra forma tan mediterránea de socializar, especialmente en verano. Que nuestra economía se desplome, porque los turistas ya no vienen y la gente consume menos (es increíble el lamentable efecto del teletrabajo en los restaurantes y bares), pues tampoco. Las personas cocinan en casa, en buena medida para ahorrar, y ya no se acude al café de media mañana en el bar, ni al menú cerca de la oficina. Pero que lo que estamos organizando para salir al paso de tantos males esté fatal gestionado, es incomprensible. Tengo una amiga diligente en el sector de las pymes que empezó con una academia de inglés para niños y ahora ha ampliado el negocio a los campamentos urbanos de idiomas. Me cuenta que ha tenido que mandar cinco profesores al ERTE y que sólo ha cobrado uno de ellos. El resto, por ahora, ha recibido cantidades ridículas (euro y medio, uno; 0,88 el otro…). Como las oficinas de las Seguridad Social están cerradas (seguramente para que no se los coman vivos) los empleados han llamado ininterrumpidamente a los siempre ocupados teléfonos, hasta que les han dicho que, efectivamente, está mal calculado el importe de las compensaciones y que esperen para cobrar porque la cosa va despacio. Paralelamente, a mi amiga le cobraron en mayo los seguros sociales, puntualísimamente y pese a estar los empleados en ERTE. Se le ha dicho que le será devuelto el dinero cuando sea posible…

Asumido todo lo anterior, lo alucinante es que mi amiga quiere contratar a una profesora en su primer empleo. Para ello necesita que le asignen número de la SS, y no hay forma. Al parecer, no hay personal suficiente en las oficinas, puesto que se encuentran desbordadas gestionando pagas y ayudas. Se han comprometido a enviarle, en algún momento, una carta y los datos por correo. Las noticias sobre los lamentables ritmos de cobro de ERTES y salarios mínimos son públicos, repicamos el desastre en los medios de comunicación. El esfuerzo de los empresarios para que España no caiga en la ruina se ve abandonado desde la Administración. ¿De verdad tenemos que pasar por esto? Es urgente contratar personal para desatascar los tremendos trámites de esta crisis. E incomprensible que el Estado, que es gestor de la gran empresa que configuramos todos, deje escapar a sus clientes (cotizantes) mientras los emprendedores se las ven y se las desean. ¿Se trata de pésima gestión? ¿Es incapacidad? ¿O es simple desidia de una estructura pública alfombrada de estúpida indiferencia? Por favor, que alguien lea esto.