Opinión

Casticismo y seny

Ya hay fecha, en marzo de 2021 podría estar hecha la fusión entre Bankia y Caixa. Nace el mayor banco de España y es buena cosa, porque resultará mayor y más poderoso que BBVA o Santander. Sin embargo, ha sido salir la noticia y retratarse todos con los más espurios intereses. Los de Podemos, porque prefieren banca estatalista. Los independentistas, porque tuercen el morrito ante la internacionalización de Caixa. Los de Ximo Puig, porque pretenden que semejante poder financiero conserve la sede en Valencia.

Naturalmente que la operación tienen sombras. Por lo pronto, se renuncia a cobrar la totalidad del enorme rescate de 24.000 millones que supuso Bankia. La crisis galopante obliga a ello y, a pesar de todo, con la operación el Estado gana liquidez. Tampoco se sabe cómo quedarán los puestos de trabajo o la atención al público en oficinas. Lo que es indiscutible es que ni una ni otra entidad tenían peso global y ahora lo adquieren. Y que el futuro es de las grandes corporaciones. Me quedo, en fin, con la lectura interna. Caixa es un típico producto de la inteligencia económica catalana. Si ahora se une a la antigua Caja Madrid, las capacidades nacionales se potencian y multiplican en lugar de restarse mutuamente, como pretende el separatismo. Frente al provincianismo paleto y cicatero, el nuevo banco es un consorcio de vocación mundial cuya vocación es saltar fronteras y ampliar horizontes. Con este paso se derriban barreras y se tienden puentes.