Opinión

Nada personal

En su búsqueda de alforjas parlamentarias Pedro Sánchez ha lamentado «profundamente» el presunto suicidio en la cárcel de Ígor González, miembro de la organización terrorista ETA. Lo de organización terrorista lo añado yo. Él prefiere usar la escolástica de los mariachis y otros siniestros asociados. Hojadelata del tipo banda, preso y etc. Su partido, entre tanto, retoma contactos con los portavoces, abogados, apoyos, bufones y socios de los asesinos de casi mil españoles. Incluidos una docena de militantes del propio PSOE. La basura, empero, contiene varias capas. Como la cebolla, canta nanas de escarcha y huele y sabe a sangre. En una primera prospección encontramos la cruda necesidad de supervivencia de una organización política, el PSOE, que tiene muchas bocas que alimentar. Por cada político de fuste hay treinta naderías como ese Simancas que justifican con su insondable mediocridad la retórica antiliberal de los enemigos del parlamentarismo. En las raras ocasiones en las que a alguien le escueza una conciencia ya estragada por asumir, pongamos, que «el Le Pen español» sea recibido en Moncloa con salvas de fusilería, imagino que puedes explicarte cómo funciona el parto de bollos y hoyos entre los vivos y los muertos. Para qué honrar a los segundos si los primeros necesitan comer caliente tres veces al día y hasta tienen caprichos. En el nivel más profundo centellea la desnutrición moral de un Pedro Sánchez al que le da lo mismo uno y su contrario. No tanto que carezca de principios como que vampiriza a conveniencia los ajenos. Funciona igual que la psicópata del ejemplo clínico. Esa que imita en casa y ante el espejo los aspavientos de dolor de la madre que minutos antes vio gritar en la calle después de que un coche atropellara a su hijo. Tanto Sánchez como la mujer del azogue encuentran fascinantes las lágrimas de esa madre. No logran aprehender las raíces del dolor. Pero sí captan las ventajas asociadas a su representación. De ahí que en más de una ocasión haya escrito que el peor enemigo de los nacionalistas y populistas españoles habría sido el propio Sánchez de reportarle algún beneficio. No es nada personal, son sólo negocios.