Un día llegaron las máquinas a las Tierras Altas. Los animales sobraban. No tardaron los hombres del campo en darse cuenta de que las máquinas les habían sustituido también a ellos. Los aperos de labranza quedaron arrumbados, presos del orín y los ácaros. Unas pocas máquinas venidas de la ciudad se encargaban de todo. Ellos sobraban. Los hijos permanecían mano...
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