Coronavirus
Democracia o Partonticracia
¿De qué fontana milagrosa saca Illa (y los demás implicados) el pundonor necesario para seguir objetando?, lo que sí resulta nítido es que aquí los partidos hace tiempo que van a lo suyo
Se ha hablado mucho de la falsa, utópica o endeble democracia y de la tendencia a veces desvergonzada del poder político a adoptar medidas sin otro objetivo que su propio crecimiento para seguir adoptando medidas que le perpetúen en el poder… Un clásico para el debate del que tenemos buen ejemplo en el asalto a la ciudad de Madrid por parte del virus y de manera aún más infecciosa, del ejecutivo.
Un ataque que no es otra cosa que la guerra de guerrillas por la conquista de la capital a la que nos está sometiendo el gobierno, trabajando bajo el sol para sí mismo, donde las personas moderadamente observadoras ya no damos crédito_porque se les ha acabado_a tantos dimes y diretes.
Ahora, Illa… que no se fía de los datos que hablan de la mejoría de Madrid, y que apuntalarían el confinamiento selectivo por áreas de Ayuso. Dice que no, aunque el presidente del Colegio de Médicos asegura que el confinamiento de las 36 zonas que decretó la Comunidad de Madrid estaba aplanando la curva. Los expertos respaldan a la Presidenta y dicen que los confinamientos cuanto más selectivos mejor pero nuestro Ministro de Sanidad insiste en que no les concede credibilidad a los resultados positivos de las medidas de la oposición; él, que dijo que no eran necesarias las mascarillas para proteger a la población del coronavirus y luego resultó que no había. Él, que no dejó subir de fase a Madrid destruyendo miles de puestos de trabajo con arreglo a un comité de expertos que no existía….
Pero ¿de qué fontana milagrosa saca Illa (y los demás implicados) el pundonor necesario para seguir objetando?, lo que sí resulta nítido es que aquí los partidos hace tiempo que van a lo suyo, independientemente de las necesidades de España, las del decoro, las de la dignidad y sobre todo las de la risa… porque los españoles tragamos con cualquier anuncio o revelación, intencionada o espontánea acerca de nuestro gobierno y sus decisiones. En el país de los ciegos, el cínico es Rey…. Y… pase lo que pase, digan lo que digan deglutiremos la estupidez, el descaro y el absurdo con nuestras inagotables faringes, poniendo a prueba nuestros sólidos estómagos y nuestra ilimitada resignación.
¿Qué pasa, España? ¿nos hemos vuelto dóciles, sumisos? ¿esperamos a Godot? ¿o es un síndrome de indefensión aprendida como la del perrito apaleado? No digo que rebelarse sea fácil, en la nueva moral, impuesta por la fuerza ideológica (y destinada exclusivamente a satisfacer y doblegar la sensibilidad del tonto) si no eres soldado del gobierno, eres fascista, machista, comecarne , racista, violentagallinas o negacionista ¡todo a la vez!…
¿Qué pasa en España? Se pregunta la prensa internacional, como muchos de nosotros… Lo cierto es que normalizamos lo surrealista porque estamos acostumbrados a un nivel tan grosero de negligencia y cinismo desde que llegó Sanchez y defraudó, por primera vez, a todo su electorado pactando con quien había prometido no pactar… La primera mentira de un collar de falacias que llevamos al cuello todos, unos con pesar y otros creyendo que les favorece y dando gracias.
En cuanto a la pandemia ¿Hay alguien despierto? El presidente del Colegio de Médicos de Madrid considera que las nuevas restricciones ordenadas por el ministerio de Sanidad son absurdas. Manuel Martínez-Sellés opina (con acreditado conocimiento de causa) que es absurdo que los vecinos de los barrios con mayor incidencia de Covid (Puente de Vallecas o Carabanchel) puedan volver, tras la decisión del ministro Illa, a moverse libremente por toda la capital. No entiende «el hecho de que se haya decretado una forma más restrictiva para el conjunto de la ciudad pero menos para determinados zonas» y apunta, sin pelos en la lengua que se toman medidas «sin sentido epidemiológico» poniendo en riesgo vidas humanas.
No sé ustedes, pero yo ya soy impermeable, qué digo impermeable, refractaria, a la acción de nuestros partidos y gobernantes, así como a la difusión de sus peroratas porque aquí no hay rastro de integridad ni sombra de vida inteligente, y tampoco es posible encontrarle a esto, sentido de estado o del bien común, sino más bien el triunfo de una minoría que opera mezquinamente sobre una mayoría de diputados infantilizados.
“La política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar después los remedios equivocados”, decía Groucho Marx… Ironicemos, riámonos cómo él de nuestra simpática partitocracia, pero la situación es más seria y, por difícil que parezca, más ridícula.
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