Opinión

Contabilidad creativa

Al ministro Escrivá, de la Seguridad Social, le apasiona la contabilidad creativa, tal vez porque, con ella, se puede jugar al progresismo y, también, presumir de ser lo más social del gobierno. No es poca cosa en ese gallinero en el que se compite por obtener una irreprochable imagen pública izquierdista. Así, en las últimas semanas, ha lanzado la especie de que él es el verdadero artífice de los ERTE porque se ha gastado el oro y el moro en este instrumento que parece de protección de los trabajadores, pero cuya principal función es la de trasladar al Estado los costes laborales de las empresas. Claro que, en sus cifras, suma también a los autónomos; y mezclándolo todo, dice que le salen 25.000 millones hasta enero. Pero esto es imposible. Para empezar, lo de los autónomos ha costado hasta ahora, según publica su ministerio, 4.172 millones; y si sumamos lo que está previsto gastar hasta enero –640 millones–, entonces llegamos a un total de 4.812. O sea que, para los ERTE, quedan al parecer 20.188 millones. Si restamos de esta cifra los mil millones mensuales que dice que van a costar los expedientes entre octubre y enero –4.000 en total para sostener a una media de 700.000 trabajadores–, entonces se habría gastado de abril a septiembre 16.188 millones. Pero resulta que, según el Servicio Público de Empleo Estatal, en este último período los perceptores de prestaciones por ERTE han sido, en promedio mensual, 1.813.000 personas. Así que, si repartimos los 16.188 millones entre estos afectados por los ERTE, nos da que cada uno de ellos habría cobrado 1.488 euros mensuales. Sin embargo, en un ERTE, lo más que se puede percibir cada mes son 1.412 euros; y eso si se tienen dos o más hijos. Por tanto, a Don Escrivá le sobran millones. En algún papel, la Seguridad Social ha confesado que la prestación mensual promedio está en 870 euros. O sea, si multiplicamos, nos sale que, hasta ahora, el gasto ha debido ser de 9.462 millones; es decir, 6.726 menos de los que predica el ministro.