Opinión

Warren vírico

Warren Sánchez, el hombre que tiene todas las respuestas, deberá echar mano de todos sus recursos como trilero para que no prestemos atención a su nefasta labor durante la pandemia. Francisco Mercado la denuncia en «Una pandemia de errores», que publica Deusto.

Por decirlo suavemente, en este libro, subtitulado: «Cómo y por qué la mala gestión del Gobierno convirtió a España en campeona mundial del coronavirus», Warren no queda bien. Ni Illa, ni Simón, ni el delegado Franco. Conocían el riesgo, y no actuaron, o actuaron tarde, o mal: «el nivel de reproducción de contagios estaba cayendo espectacularmente en España desde fines de febrero hasta que el Gobierno reaviva el virus con los actos masivos del 8M».

Francisco Mercado traza un duro retrato de la desatención al sistema de salud: «el 7 de mayo de 2020 solo los sanitarios españoles enfermos suman más infectados que los totales nacionales de una lista de cuarenta y un países europeos». Y que se prepare el lector para la parte más cruel: los ancianos. El periodista detalla lo que denomina «eutanasia masiva» de miles de personas mayores no atendidas, no hospitalizadas y mucho menos ingresadas en UCI, que mueren en soledad. A la desatención se suma la catástrofe de las residencias, que afectará a varias administraciones: «El bochorno será tal que Pablo Iglesias, vicepresidente de Derechos Sociales, se resistirá a dar las cifras de mortandad de las residencias. Nadie quiere destapar el holocausto de la tercera edad por una epidemia que no iba a llegar».

No cuelan los bulos pseudoprogresistas que asignan la culpa a los perversos «recortes de la derecha». Las comparaciones son odiosas, y este libro las acomete con precisión. Es cierto que Alemania es más rica que nosotros y gasta más en sanidad, pero no es el dinero lo que explica su ventaja, sino el oficio: «Alemania tenía preparados test contra el coronavirus antes de tener infectados. España no tenía test suficientes ni en mayo, cuando soportaba más de 270.000 casos». Portugal y Grecia, con un gasto mucho menor, nos superan: «ningún líder serio puede invocar la fatalidad para justificar un desastre sanitario por el coronavirus. Sánchez lo hace».

Las desgracias nunca vienen solas. A veces las acompañan y multiplican la negligencia y la mentira. De ahí que España haya padecido doblemente, por el virus y por Warren.