Algo más de quinientas voces entonaban emocionadas en el Patio de la Armería del Palacio Real el pasado día de nuestra Fiesta Nacional las estrofas de «La muerte no es el final», el himno que nos legó un buen cura vasco Cesáreo Garabaín. Lo había hecho suyo y lo extendió el Regimiento de Infantería «América», una de las unidades más...
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