Opinión

El precio de informar

Han pasado tres años desde uno de los peores atentados contra la libertad de expresión en suelo europeo. Aquel 16 de octubre era impensable que en Malta asesinaran a una periodista. Y menos de la forma tan cruel y cobarde, si es que hay otras maneras de matar a una reportera en la que acabaron con la vida de Daphne Caruana Galizia: con una bomba lapa en su Peugeot.

Lamentablemente, si ocurriera hoy, ya no llamaría tanto la atención. El umbral de lo infranqueable, de lo inédito y sin precedentes ya se ha traspasado. En menos de un año, también en territorio de la Unión Europea, ocurrió un nuevo ataque a la libertad de prensa. En febrero de 2017, en Eslovaquia, asesinaban a otro periodista especializado en corrupción, junto a su pareja. A Jan Kuciak, de 27 años, le pegaron dos tiros en el pecho, a Martina Kusnirova, un disparo en la cabeza. Tardaron más de cuatro días en hallar sus cuerpos en su hogar de Velka Maca, a 65 km de Bratislava.

Ni siquiera se había producido el primer aniversario del asesinato de Caruana Galizia. Pero desde Arabia Saudí orquestaron un plan para callar a Jamal Khashoggi, quien desde sus columnas en «The Washington Post», hacía críticas veladas al príncipe heredero Mohamed Bin Salman y mostraba las paradojas de este líder «reformista». Khashoggi acudió al consulado saudí en Estambul, Turquía, el 2 de octubre, y nunca regresó. La inteligencia turca tiene los escalofriantes audios de lo que sucedió en aquella sala de la legación diplomática. Khashoggi sufrió –y mucho– antes de ser descuartizado. Su cadáver nunca se ha hallado.

La investigación del asesinato de Caruana Galizia ha dejado constancia de que por 150.000 euros se puede ordenar la muerte de una reportera de investigación. Tres hombres, hoy detenidos, se encargaron del trabajo sucio. Eso sí, las asertivas investigaciones de la periodista apuntaban en la buena dirección. El primer ministro maltés, Joseph Muscat, y tres de sus colaboradores y ministros más cercanos, dimitieron el año pasado. Al menos uno de los empresarios más importantes del país está entre rejas.

En Eslovaquia, el asesinato de la joven pareja también removió los cimientos de la política eslovaca. Kuciak investigaba los vínculos entre la mafia calabresa, grupos criminales de Eslovaquia y altos cargos del Gobierno de Robert Fico. El primer ministro Fico se vio forzado a dimitir. Sin embargo, el empresario al que se acusó de ser el cerebro del crimen fue absuelto el mes pasado, para estupefacción de la familia de las víctimas.

En Arabia Saudí, la muerte de Khashoggi parece que no va con ellos, y ya se ha cerrado el caso. Se condenó a pena de muerte a cinco personas, para después indultarlos. Eso sí, esta semana, Naciones Unidas ha bloqueado su entrada en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU. Pero no se puede cantar victoria. Cuba, China y Rusia, países donde también se ataca y reprime a los periodistas, han conseguido su asiento.