Política

La sumisa rendición de Arrimadas

A estas alturas resulta un arcano entender por qué Arrimadas mantiene la mano tendida al gobierno social-comunista para negociar los Presupuestos Generales del Estado. La aspiración de ser la servil comparsa en este despropósito es sorprendente cuando Ciudadanos tenía la opción de la dignidad frente al independentismo, el comunismo y los herederos de ETA. No se trata de coincidir en una votación, sino de apoyar la ley más importante no de este año sino de la legislatura. Sánchez tiene la complicidad de sus socios de la investidura. Por ello, la conversión de un partido que se caracterizó en su firmeza frente al pernicioso independentismo catalán en un aliado de quien acepta la exclusión del castellano como lengua preferente o que quiere formar en el futuro un tripartido catalán con ERC y Podemos es un grave e inexcusable error político. Nada tendría que objetar si pactara con el PSOE, pero no es verdad que sea así porque en la mochila gubernamental está Podemos y esos enemigos de la libertad, la democracia y la propia España.

Otegi apoya el proyecto de presupuestos y mucha gente se preguntará qué hace Arrimadas al lado del antiguo dirigente de la banda terrorista. Es muy clarificador de lo que ahora se puede denunciar como un lamentable oportunismo que rompe todas las esperanzas de contar con una formación centrada que mantenga con firmeza los principios que justificaron su nacimiento. Es sorprendente la desaparición de la Arrimadas que lloró la marcha de Rivera, su antiguo amigo y mentor, convertida ahora en una nueva Arrimadas que está legitimando con su actuación la normalización política de ERC y Bildu. No sé cómo defenderá con este comportamiento el papel de Ciudadanos en las próximas elecciones catalanas. Este desesperado intento de supervivencia personal de algunos de sus dirigentes casa mal con la historia del partido, porque da paso a un oportunismo que estoy convencido que pagará muy caro. Sánchez no ha tenido más remedio que abandonar la vía moderada, porque la presión de su socio preferente, Unidas Podemos, la hace imposible. Es curiosa, también, la súbita pérdida de memoria de Arrimadas frente a los duros ataques que lanzaron Iglesias y sus colaboradores contra Rivera y Ciudadanos. Las cosas que se han dicho y se siguen diciendo deberían conducir, necesariamente, a un comportamiento más digno en el que no cupiera esta injustificable e incomprensible pérdida de dignidad para conseguir algunas migajas en la negociación presupuestaria.