Gobierno de España

Nuestra derrota en Gibraltar

No me cuesta nada imaginar a la intrépida y valiente ministra de Asuntos Exteriores llamando para disculparse ante Picardo

Con este Gobierno y, especialmente, con esta ministra de Asuntos Exteriores tengo muy claro que la «batalla» de Gibraltar está perdida antes de que comience. Por ello, hay que asumir que los jefes de esta «república de abogados» se saldrán con la suya y harán lo que les venga en gana. Hay que tener en cuenta que parten con la ventaja de contar con unos 10.000 españoles prisioneros que trabajan en la colonia y que utilizan de moneda de cambio en la negociación.

Hay que tener presente, además, que los abogados británicos son muy buenos y la elite gobernante gibraltareña ha estudiado en las mejores universidades del Reino Unido. Me refiero tanto a Picardo y su equipo como a Jaime Levy y al resto de directores y socios de los grandes despachos que son el gobierno del Peñón en la sombra. Es bueno tener muy presente que el ministro principal es una feliz marioneta al servicio de sus compañeros de profesión. A esto se añade la indolencia e inanición gubernamental que no quiere tener ningún problema.

No podemos esperar nada de la etapa posterior al Brexit y nuestros compatriotas acudirán cada día a Gibraltar para realizar los trabajos que no quieren hacer sus habitantes. Por supuesto, éstos disfrutarán de sus mansiones en las lujosas urbanizaciones en el territorio español así como de todas las ventajas que ofrecen los servicios públicos y privados de la zona. Por ello, no hay que sorprenderse por la amenazante prepotencia mostrada por Fabian Picardo en la entrevista concedida al Gibraltar Chronicle donde dejó muy claro que se aplicará a los trabajadores de la UE que entren en la colonia el mismo tratamiento que reciban los gibraltareños al hacerlo en España.

No me cuesta nada imaginar a la intrépida y valiente ministra de Asuntos Exteriores llamando para disculparse ante Picardo, así como ofrecerse a lo que sea necesario con el fin de incomodar a nuestro poderoso vecino. Hay quien puede pensar que la dignidad de España no importa y que tenemos que humillarnos para que 10.000 conciudadanos sigan trabajando al servicio de Picardo y sus socios, pero creo que es un grave error. Esta colonia en suelo europeo es una anomalía histórica que no se puede permitir. Lo sucedido desde que nos fue arrebatada tras la Guerra de Sucesión muestra que no hay nada peor que ser débiles frente a la prepotencia de la oligarquía gibraltareña.