El día en que Augusto Gerke cruzó el umbral, a Tchaikovsky le resultó fácil entender que le tocaba morir. Su antiguo compañero de la Escuela Imperial de Jurisprudencia de San Petersburgo era parte del tribunal de honor que lo juzgó en secreto por el escándalo y le traía el arsénico. El rubísimo sobrino del duque Stenbock-Fermor había sido, como la...
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