Hay cosas que no cambian nunca. Leyendo estos días el libro «Cuando éramos capitanes. Memorias de aquella guerra» de Teresa Pàmies, encuentro la anécdota entre la escritora y activista política y un soldado, vecino de su pueblo, que lloraba a orillas del Ter porque no tenía munición para su fusil y eso le impedía seguir luchando. Había ido al frente...
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