Rey

El mensaje

Decide no seguir el modelo de boda dinástica de sus padres. Y acierta

Llega a nuestras casas por Nochebuena. El gran mérito del Rey Juan Carlos fue, desde 1975, serenarnos respecto a las incertidumbres que podían surgir tras la muerte del general Franco.

Hoy tengo claro que la biografía de este Rey, se escribirá en dos tomos.

Uno empezará en Roma y Estoril, en un ambiente complejo y familiarmente no boyante, en el que se unirán presiones de los antiguos monárquicos, posibles salidas al régimen dictatorial surgido de la guerra (1), influencias de las nuevas democracias recompuestas tras la Segunda Gran Guerra, un nuevo orden mundial diseñado por Naciones Unidas y el nacimiento de una Europa unida, que nos marginaba.

Con disensiones, incluso con momentos de ruptura, (2) pero con indiscutible sentido de la responsabilidad, Don Juan y Franco diseñaron el futuro. López Rodó, una persona irrepetible, relata minuciosamente (3) como se va trenzando la sucesión, sacudida por dificultades como el asesinato de Carrero por parte de ETA, que indiscutiblemente retrasó unos años el proyecto inicial.

Coincidirá mi Promoción con el Príncipe Juan Carlos en la Academia General Militar de Zaragoza. Salvada la diferencia de edad, se graduará Teniente de Infantería cuando juremos Bandera. Pero ya es un joven larguirucho, abierto, campechano, buen compañero, cumplidor, responsable. En lógica distancia, viviré sus esfuerzos durante la Transición, en la que para unos sería solo “Juan el Breve”. Luego la Constitución pactada, el 23-F, la recuperación del prestigio internacional de España, porque mejor embajador no pudimos encontrar.

Siempre recordaré su vista a Bosnia en días en que celebraba su cumpleaños y la Pascua Militar. Un estricto plan de seguridad aconsejó al ministro Eduardo Serra a “invitarme” a pasar aquellas Navidades cerca de la Virgen de Medjugorje. Difícil mantener la confidencialidad familiar, lo fue mucho menos con el general Tomé que mandaba la Brigada de Alta Montaña destacada entonces en la escindida república Bosnia. Al segundo día de subir a la carrera con ellos a la montaña santa, (los gabinetes ministeriales preparan mal las tropas) tuve que rendirme: “yo rezo a la Virgen de esta gente; pero estoy aquí para otra cosa, querido Jose María”.

Aquel Rey, en plena Plaza de España de una Mostar aun destrozada, entre dos filas inicialmente separadas de representantes municipales de ambos lados del rio Neretva que hasta entonces solo se habían entendido a tiros, con esta espontaneidad natural que esgrimía, cogiendo a unos del brazo y a otros por el hombro, los fundió en un mismo homenaje a nuestros soldados sacrificados precisamente por ellos, rompiendo barreras religiosas y nacionalistas, que demasiado pronto han olvidado determinados vendepatrias de Cataluña y el País Vasco. Porque este modelo de romper un país a tiros y asesinatos –Sarajevo, Srebrenica- solo tiene treinta años de antigüedad. Poco antes, recorriendo aquel aparthotel donde se albergaba la Brigada española, rodeado de seguridad, vio como asomaban en una cercana cocina las cabezas de unas mujeres al servicio del destacamento: rompiendo el protocolo fue a por ellas; de la cocina, sencillamente, salían gritos de estupor.

Del segundo tomo, ya se escribe bastante hoy.

En mi opinión arranca un domingo de Pascua cuando sale de la Catedral de Palma con fuertes dificultades incluso para entrar en un coche. Cuando sé que aquella misma tarde sale para una cacería no solo de elefantes, sino de otra de caza mayor más peligrosa, entiendo que algo falla. Coincide, constatado, un excesivo rigor con sus leales más inmediatos. Ya lo había apuntado con el general Sabino Fernández Campo; lo repetirá en 2013 con el general Manuel Barros.

Conoce y vive estos libros su hijo Felipe: desde las circunstancias del embarque de su bisabuelo Alfonso XIII en Cartagena en 1931, hasta las causas y consecuencias de la Guerra del 36-39. Ha estado cerca de sus padres y abuelos a los que admira; vive desde pequeño las responsabilidades que le corresponden por ser varón, algo que hoy no se produce. Más cerca por carácter de la Reina Sofía, decide no seguir el modelo de boda dinástica de sus padres. Y acierta. En esto no es Borbón.

Hace algo más de seis años ya, supo hacerse cargo de la situación. Tuvo la suerte de encontrar a buenos servidores del Estado como Rajoy o Rubalcaba, con quienes diseña nuestro futuro. Y asume responsabilidades un 3 de Octubre de 2017 al igual que las tomó su padre un 23-F. Como las ha tomado recientemente el Rey de Suecia: ”hemos fallado; no hemos salvado vidas” ante el repunte de contagios por COVID. Y muchos de mis amigos ingleses creen que si su nonagenaria Reina hubiese sido la que reinó con Churchill o Thatcher, hubiera sabido “arbitrar y moderar” este BREXIT que representará uno de los mayores fracasos políticos del viejo continente.

¡Bienvenido a casa esta Nochebuena, Señor!

(1).Se llegaron a redactar entonces dos proyectos de Constitución: el del Conde de Rodezno (1942) y el de Eduardo Aunós (1945).

(2).Esencial el papel del Conde de Ruiseñada.

(3).”La larga marcha hacia la Monarquía”. Noguer.1977.