Opinión

Renacer

El renacimiento de dos mujeres que se han topado con la parca y la han dicho hasta luego

Navidad es una bella palabra. Porque qué maravilloso es nacer. Cada parto es una alegría de Dios. A mi me emociona profundamente ver nacer a cualquier humano o animal. Lo busco en vídeos cuando estoy triste para recordar que estar aquí es un milagro. Pero si milagro es nacer, renacer es casi el doble.

Estar a punto de caramelo con la muerte y regresar es asombroso y te cambia para siempre. Este año canalla la muerte se ha llevado a muchos, pero también nos ha dejado otros muchos renacidos. Esos que estuvieron en las Ucis con la tráquea abierta y sin sentir el tiempo. Esta Navidad yo quería pasarla con alguno de ellos. Y lo conseguí.

El día de Nochebuena a la hora de la cena, cogí a mi perra, la puse su mejor abrigo y salí a la calle a buscar a mi amiga, que también había abrigado al suyo. Mi querida estuvo en el hospital de la Princesa muchos días, meses. Hoy todavía hace rehabilitación y se fatiga cuando andamos deprisa. Pero ella está viviendo con más júbilo que nunca, y saborea los minutos como si fueran el más rico manjar.

Así que, sin cenar, nos encaminamos a dar un largo paseo por las calles casi vacías. Era delicioso el silencio, la niebla, las lucecitas encendidas de las ventanas con olor a gambas. Era delicioso sentir la Navidad. El nacimiento. El renacimiento de dos mujeres que se han topado con la parca y la han dicho hasta luego. Llegamos paseando hasta el hospital de la Princesa, muy conocido por ambas, y lo miramos calladas dando lo mejor de los cuatro a los de adentro. Y así fue nuestra celebración. Inmensa.