Pedro Sánchez

Pedro el gafe

En menos de un año al frente del gobierno, el país ha vivido episodios más propios de una película de ciencia ficción, todos malos para los españoles

El origen de la palabra gafe, probablemente árabe, está vinculado a quienes padecían la enfermedad de la gafedad, hoy conocida como lepra. Los leprosos no solo estaban estigmatizados, sino que se rehuía de ellos dada la alta transmisibilidad de su dolencia. De ahí, lo de alejarse de los gafes.

Sin embargo, no son pocas las ocasiones en las que, con el término gafe, se señala a alguien que no suele tener la suerte a favor. Se trata de una inadecuada utilización de la palabra, ya que, el adjetivo que debería atribuírsele es el de gafado. El gafe genera un desastre a su alrededor del que él sale ileso e, incluso, mejora.

Si observamos la trayectoria de Pedro Sánchez y, su tiempo al frente del gobierno de España, no podemos evitar pensar en la figura de un gafe.

Apuntaba maneras de jovencito. En todas las candidaturas en las que ha participado ha hundido la suerte del candidato de turno. Hundió a Trinidad Jiménez, hizo perder a Miguel Sebastián y su primera vez en el Congreso de los Diputados coincidió con la despedida del presidente Zapatero.

Volvió a la Cámara en 2013, justo para certificar la caída de Alfredo Pérez Rubalcaba y, cuando fue candidato a la presidencia, el PSOE se desmoronó obteniendo los peores resultados de su historia.

Eso sí, como buen gafe, la catástrofe no le impidió ser presidente de gobierno, al tiempo que se desmoronaba el Partido Popular de Mariano Rajoy tras estrecharle la mano en un par de ocasiones.

En menos de un año al frente del gobierno, el país ha vivido episodios más propios de una película de ciencia ficción, todos malos para los españoles: confinamiento durante meses, estado de alarma, crisis económica y, por si todo eso fuera poco, el año ha empezado con un temporal que ha dejado incomunicada la mayor parte del territorio nacional.

Sin embargo, todos estos desastres no han hecho sino afianzar al líder socialista en la Moncloa.

Con Salvador Illa ha tenido una relación estrecha durante estos meses y, aunque las medidas de seguridad por la Covid impiden el contacto físico, la sola cercanía ha cambiado el rumbo del ministro al que, solo unos días después de su proclamación como candidato ya se aprecian nubarrones muy oscuros sobre su cabeza.

Pablo Iglesias puede seguir jugando a Juego de Tronos todo el tiempo que le plazca que, la alianza con el proveedor de mala suerte le va a pasar una factura más elevada que la de la compañía eléctrica.

Con los gafes nunca se sabe el alcance del destrozo que pueden ocasionar, todo depende de su nivel de poder y responsabilidades, en el caso de Sánchez es muy elevado. Por eso, aún no se conoce la catástrofe que haya podido producir en los líderes internacionales. Con semejante “don”, se aconseja al presidente combatir a gente como el inefable Donald Trump o algunos xenófobos europeos y liberar a los españoles.

Sánchez ha dejado de ser “el guapo”, para ser “Pedro el gafe”.