Política

El 14-F y el pacto del Tinell

Si la osadía del PSOE llega al extremo de alcanzar pactos con condenados a prisión, necesitarían una intervención de urgencia

Todo indica que, finalmente, las elecciones catalanas se van a celebrar el 14 F, esto se ajusta a los planes que Sánchez tenía porque, según los cálculos monclovitas, no da tiempo a que se produzca el desgaste de Illa por la marcha de la pandemia y el desastre de gestión en la aplicación de las vacunas.

Todos los sondeos apuntan a un resultado apretado entre ERC, JxC y PSC que quedarían en ese orden. En realidad, es una situación parecida al resultado del 2017 en que, los independentistas sumaron mayoría absoluta.

La novedad es el desplome de Ciudadanos que perdería la mitad de sus escaños y pasaría de primera fuerza política a cuarta. La sangría de votos de los naranjas no es otra cosa que el famoso “efecto Illa” porque la mitad de la pérdida de apoyos es absorbida por el PSC. El resto se repartiría entre PP y Vox.

La pregunta que surge de todo esto es si descabalgar al ministro de sanidad en plena pandemia y vacunación contra el virus, se ha hecho pensando en reeditar el tripartito del año 2003.

La realidad es que, con ese resultado, las opciones para que el ex ministro sea President de la Generalitat son prácticamente nulas, porque todo dependería de una carambola y un error: ganar las elecciones y pactar con ERC y los morados.

En los esquemas de algunos cercanos a Sánchez y de bastantes dirigentes del PSC, esta opción no solo no es descartable sino que es probable que trabajen en ella. Sin embargo, eso sería un desastre para España y para el PSOE.

La experiencia demuestra que sería un grave error. No hay que olvidar que el pacto del Tinell dejó dividido y maltrecho al Partido Socialista electoralmente no sólo en Cataluña sino también en las elecciones generales.

El desplome de Arrimadas está claro desde hace meses, así como que la pérdida de votos se va a seguir produciendo en todo el territorio nacional. También era una crónica anunciada el hecho de que, en Cataluña, esos votos se repartirían entre los partidos no independentistas.

Podría ser que la operación Illa acabase en un fiasco, entonces todo se resumiría a quitarse de en medio al ministro antes de que se achicharre del todo y arrastre consigo al propio Sánchez.

Si la osadía de la dirección socialista llegara al extremo de intentar alcanzar pactos de gobierno con un partido que tiene a sus dirigentes condenados a prisión y otro que tiene a su líder huido de la juncia española y cuya intención sigue siendo la separación de España, entonces, el PSOE necesitaría una intervención de urgencia.

Aunque también puede ocurrir que Illa no saque tantos votos como se vaticinan porque haya voto oculto o porque su liderazgo no levante tanta pasión como para acudir al colegio electoral en plena ofensiva de la Covid 19.

Entonces, sencillamente, estaríamos asistiendo al final político del catalán. Bien pensado y conociendo a Iceta, esto último no es descartable.